El bolsonarismo exhibe en la calle orgullo, músculo y apoyo al lÃder tras un año de perfil bajo. El expresidente de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, de 68 años, ha reunido este domingo a miles de sus fieles en São Paulo en un acto multitudinario convocado en respuesta a la acusación de que urdió un golpe de Estado junto a varios generales que eran ministros. Le arropaban varios gobernadores aliados y decenas de parlamentarios. Bolsonaro busca una foto multitudinaria para contrarrestar lo que considera una persecución judicial. El Tribunal Supremo tiene ocho casos abiertos contra el lÃder de la oposición brasileña, que preserva un notable capital polÃtico, aunque está inhabilitado hasta 2030 por abuso de poder. âTodo esto es una conspiración, vivimos en una dictadura veladaâ, decÃa Claudia, psicopedagoga de 64 años.
âLula, ladrón, tu lugar es la prisiónâ, coreaban con entusiasmo los presentes, incluidas familias con crÃos. También han vuelto las camisetas con lemas como âpatriota orgullosoâ o âDios, patria, familia y libertadâ. Siguiendo las instrucciones de Bolsonaro, no hubo ni una consigna contra los jueces del Tribunal Supremo, por si acaso, pues tiene múltiples frentes judiciales abiertos. Son tantos que las especulaciones sobre si será encarcelado están vivÃsimas. âNo sabemos. Puede pasar de todo, pero él es inocenteâ, recalca Mónica, recepcionista de 39 años.
Este es el primer gran acto polÃtico del ultra desde que en 2022 perdió por la mÃnima las elecciones frente a Luiz Inácio Lula da Silva y desde que miles de sus seguidores perpetraron el ataque más grave contra la democracia brasileña desde el fin de la dictadura. Aunque no puede presentarse a las próximas dos elecciones, Bolsonaro no tira la toalla. Tras meses de perfil bajo, dedicado a responder las múltiples acusaciones que afronta, vuelve al ruedo porque teme ir preso y en octubre hay unas municipales que marcan también el ecuador del mandato de Lula.
Bolsonaro convocó esta manifestación en la avenida Paulista dÃas después de que la policÃa se presentara en su casa de veraneo, le requisara el pasaporte y el juez le prohibiera viajar al extranjero. Difundió un vÃdeo en el que, con la camiseta de la selección de futbol, animó a sus fieles a acompañarle. âSerá un acto pacÃfico en defensa de nuestro estado democrático de derecho (â¦), me quiero defender de todas esas acusacionesâ, les explicó, además de pedirles dos cosas: âQue no comparezcan con ningún tipo de pancarta contra quien quiera que seaâ y que vistan de verde y amarillo, los colores de la enseña nacional, que ha patrimonializado. También dejó claro que lo importante era la foto, no los discursos.
Bolsonaro y su equipo tienen pavor a que, como era habitual en cualquier convocatoria bolsonarista, aparezcan pancartas, lemas o amenazas contra el Tribunal Supremo o el juez Alexandre de Moraes âbestia negra del bolsonarismo o el salvador de la democracia, según a quien se pregunteâ y puedan abrir nuevos frentes judiciales. Por eso, el llamamiento a ejercer máxima contención verbal.
Cada vez más acorralado
Bolsonaro, que algunas veces ha proclamado que antes muerto que ir preso, está cada vez más acorralado por la justicia y las investigaciones policiales. El cerco también se estrecha en torno a su cÃrculo familiar y polÃtico. Los ocho casos que investiga el Supremo abarcan de todo un poco: difundir noticias falsas, quedarse con valiosas joyas que eran regalos de Estado o mala gestión de la covid-19. Su hijo Carlos, concejal, es investigado en una trama de espionaje ilegal a adversarios polÃticos del clan.
A otro hijo, Eduardo, diputado, lo envió este sábado a Washington a representarle en la gran conferencia anual de la internacional nacional populista, en Washington. Donald Trump, que horas después ganó las primarias de Carolina del Sur y acaricia la nominación, Javier Milei, Nayib Bukele, Santiago Abascal y Bolsonaro hijo reactivaron su alianza.
La policÃa federal brasileña acusa al expresidente de organizar, junto a una veintena de colaboradores militares, en activo y en la reserva, además de civiles, una intentona golpista. Los investigadores han acumulado pruebas e indicios gracias a la confesión del secretario personal de Bolsonaro que sirvió de enlace en muchas de las gestiones.
Según el pliego de acusación, antes de la elección y después, mientras miles de bolsonaristas se movilizaban reclamando una intervención militar, el entonces presidente propuso a la cúpula de las Fuerzas Armadas participar en una ruptura constitucional. Varios abogados elaboraron un decreto para darle apariencia de legalidad, pero el objetivo era golpista: anular el resultado electoral, y que Lula no asumiera un tercer mandato que ganó limpiamente en las urnas en 2022.
El acto de este domingo estuvo organizado y pagado por el pastor evangélico Silas Malafaia, que ofició el tercer matrimonio de Bolsonaro y se mantiene como uno de sus más incondicionales seguidores. Tras una oración recitada por Michelle Bolsonaro, ex primera dama y fervorosa evangélica, llegarÃan los discursos. Entre ellos, el del gobernador más poderoso de Brasil y potencial sucesor de Bolsonaro como lÃder de la derecha: Tarcisio de Freitas, gobernador de la rica São Paulo, militar retirado y menos ultra que su padrino polÃtico.
La avenida Paulista es el escenario donde Bolsonaro atacó de manera más pública y explÃcita al Tribunal Supremo y al juez Moraes. Hace tres años, en un acto por el dÃa de la independencia, el entonces presidente pronunció un encendido discurso en el que insultó al magistrado llamándole canalla y anunció que desobedecerÃa sus órdenes. DÃas después puso en escena un acto público de contrición.
Siga toda la información de El PAÃS América en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.