
Con presencia activa en las 32 provincias y una red de 13 oficinas distribuidas en todo el país, Cáritas Dominicana es, según su fresco director nacional, la red de ayuda social más grande de la República Dominicana. Con más de 16,000 voluntarios y programas que impactan a casi un millón de personas, la institución —brazo social de la Iglesia católica— enfrenta el reto de responder a desigualdades persistentes como el hambre, la pobreza rural y los efectos del cambio climático.
En esta entrevista con Diario Libre, Díaz expone sus prioridades y el papel que Cáritas aspira a desempeñar en el futuro inmediato del país.
—Usted asume la dirección de una institución con una trayectoria de décadas en el país. ¿Qué representa para usted este desafío?
Es una gran responsabilidad porque Cáritas Dominicana como brazo de ayuda social de la Iglesia católica labora sin interrupción desde hace 64 años. Es una entidad miembro de la red de Cáritas internacional que trabaja en 215 países del mundo. En República Dominicana tenemos 13 oficinas abiertas por todo el territorio nacional. Asumo el reto con gran entusiasmo y confianza.
Cáritas Dominicana trabaja en ocho sectores sociales, desde salud, vivienda, ayuda, humanitaria y educación. Pero en esta nueva etapa, quiero fortalecer dos de ellos. Primero, la lucha contra el hambre en el país y, segundo, la capacidad de respuesta a desastres naturales. Todo ello fortaleciendo nuestra enorme red de asistencia social en las 32 provincias del país.
—¿Dónde está operando actualmente y cuáles son las zonas más activamente atendidas por sus programas?
Cáritas Dominicana es la red de ayuda social más grande del país, con diferencia. Nuestro trabajo llega a 667 parroquias distribuidas en las ciudades y los campos por toda la geografía nacional. En casi todas ellas se realiza algún tipo de acción social como visita a enfermos, reparto de alimentos, construcción de viviendas, o proyectos de agua y medio ambiente.
“En los últimos 5 años hemos atendido necesidades de unas 975,000 personas en nuestra red de centros de atención.”
—¿Cuántas personas o comunidades han impactado en los últimos años?
En los últimos 5 años hemos atendido necesidades de unas 975,000 personas en nuestra red de centros de atención. Esto supone cerca del 10% de la población de 11 millones de dominicanos. Colaboramos también en muchas iniciativas regionales en el Caribe y otros países de América Latina.
Casi dos tercios de las personas que atendemos son mujeres, de todas las edades. En la República Dominicana todavía encontramos mayores niveles de desigualdad en la población femenina, sobre todo en zonas rurales.
—¿Cuántos voluntarios tiene la institución y cuál es su perfil?
El voluntariado es la base de nuestra acción social. Tenemos más de 16,000 voluntarios activos que participan en proyectos parroquiales de pastoral social. El personal que trabaja en las oficinas de Cáritas en cada diócesis no llegan en total a 250 empleados. Nuestra red depende del voluntariado. Lo más impresionante es que estos voluntarios muchas veces son tan pobres como las personas a las que atienden de forma desinteresada. Un ejército de buenas personas que hacen realidad el mandato de Jesús en el evangelio: “Porque tuve hambre y me diste de comer…”.
—En una organización como Cáritas, las donaciones suelen ser fundamentales. ¿Qué peso tienen actualmente las contribuciones individuales, institucionales o internacionales?
El presupuesto del 2024 de Cáritas fue de 319 millones de pesos. De esta cifra solamente el 5 % fue aporte del Estado, el resto se divide entre un 30 % de aportes locales de personas individuales o empresas dominicanas; un 20 % de actividades generadoras de ingresos, y el resto de proyectos de cooperación internacional, sobre todo procedente de España y Estados Unidos.
“Tenemos más de 16,000 voluntarios activos que participan en proyectos parroquiales de pastoral social.”
—¿Considera que la República Dominicana ha evolucionado lo suficiente como para depender menos de la ayuda humanitaria que Cáritas ofrece?
No hay duda que el país se ha desarrollado mucho en los últimos 20 años. Se han creado muchas empresas locales, los diferentes gobiernos han invertido en políticas sociales, y se ha creado una importante clase media, pero las desigualdades siguen ahí. El último informe del programa de Alimentos de Naciones Unidas, indica que un 7 % de los niños dominicanos menores de cinco años no se alimenta adecuadamente.
Esto no puede ser. República Dominicana produce suficiente comida para abastecer a toda la población, pero aquí vemos que no se distribuye correctamente. El país ya tiene la capacidad de eliminar el hambre por completo en poco tiempo. Esta es nuestra tarea, nuestro reto para los próximos años.
Afortunadamente, la mayoría de las grandes empresas locales se han dado cuenta de esta desigualdad y han comenzado a contribuir. Pero no pueden hacerlo solas. Aquí es donde entra el papel de entidades como Cáritas, que canalizamos la ayuda a las personas y los lugares donde más se necesita. Hay mucho trabajo por hacer.
—¿Observa diferencias en los niveles de demanda de ayuda entre las distintas regiones del país o entre zonas urbanas y rurales?
Los mapas de pobreza indican claramente que la pobreza se concentra en las zonas rurales aisladas como en las provincias de frontera, y en los barrios marginales de Santo Domingo y Santiago. Nuestra experiencia confirma esta realidad.
—Finalmente, ¿qué rol aspira para la institución en los próximos años?
La capacidad instalada que tiene Cáritas a nivel nacional nos obliga a liderar algunas iniciativas, sobre todo en lucha contra el hambre y respuesta a desastres. Trabajamos para eso. Somos el segundo país más vulnerable del mundo en vulnerabilidad climática, y somos vecinos del primero. No podemos esperar a que el gobierno resuelva la inseguridad alimentaria. Hay que colaborar desde ya.
Ése es el compromiso de Cáritas como entidad de una Iglesia que enseña que entre todos podemos hacer posible un mundo top. El fresco Papa León XIV eligió ese nombre porque el último que lo llevaba impulsó la Doctrina Social de la Iglesia. Hoy más que nunca en República Dominicana ningún católico no puede ser ajeno a los problemas del prójimo.