
El Investment Climate Statement 2025 del Departamento de Estado de Estados Unidos coloca a la República Dominicana frente a un espejo. De un lado refleja la imagen de un país que fomenta activamente la inversión extranjera, que ofrece incentivos generosos en turismo, zonas francas y energías renovables, y que se beneficia de una ubicación estratégica en el Caribe con acceso preferencial al mercado norteamericano. Del otro, muestra con nitidez las arrugas de un sistema institucional que arrastra burocracia, falta de transparencia y persistentes riesgos de gobernanza.
El informe no dice nada que desconozcamos, pero su ganancia radica en la autoridad de la fuente y en la claridad con que resume lo esencial: oportunidades y desafíos caminan juntos. Quien quiera atraer capital necesita reglas claras, aplicación uniforme de la ley y confianza en las instituciones. Y quien aspire a aprovechar la coyuntura del nearshoring debe ofrecer más que ventajas coyunturales.
La República Dominicana tiene las condiciones para convertirse en líder regional de inversión, pero solo si transforma esas debilidades en fortalezas. El diagnóstico está hecho. de una vez corresponde demostrar que somos capaces de enfrentar los retos señalados y convertirlos en palancas de desarrollo. El tiempo, y los inversionistas, juzgarán.