El deporte argentino sufre el desguace de Milei



River y Boca se enfrentarán este domingo en la cumbre del fin de semana más pasional del fútbol argentino, la llamada “fecha de los clásicos”, una jornada que incluye duelos locales como Independiente-Racing o Newell’s-Central. Sin embargo, por detrás de las multitudes y del poder propio que cultiva el fútbol campeón del mundo en Qatar 2022, las bases del deporte argentino ya sienten el desguace del Estado a cargo del Gobierno de Javier Milei.

La motosierra del presidente ultraderechista, que afecta a sectores tan diversos como salud, ciencia, transporte o cine -entre tantos otros-, comenzó a afectar también a la preparación de los atletas, discípulos no solo de Lionel Messi y de Diego Maradona sino también de campeones de otras disciplinas como Juan Manuel Fangio, Emanuel Ginóbili, Guillermo Vilas, Carlos Monzón o Gabriela Sabatini.

Entre la indiferencia y el ajuste, el inicio de la gestión Milei en el deporte se caracteriza por cargos acéfalos, torneos suspendidos, giras en peligro, presupuestos congelados en medio de la inflación más alta del mundo, becas pulverizadas, deportistas sin competencias que lanzan rifas para solventar gastos, algunas quejas de atletas en actividad o ya retirados y silencio de una mayoría, incluso de dirigentes, ante la inminencia de los Juegos Olímpicos. Aunque los recortes también afectarán a los representantes en París 2024, la espada negra del desfinanciamiento caerá especialmente sobre los deportistas no olímpicos.

Arquero de fútbol en las divisiones formativas de San Lorenzo y Chacarita, el único interés que Milei mostró por el deporte bajo su presidencia responde a cuestiones de mercado: en el mega decreto que firmó en diciembre dispuso la incorporación de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) a los campeonatos de fútbol, una medida frenada al menos temporalmente por un fallo cautelar de la Justicia. El resto es un desierto.

Mientras la secretaría de Deportes, el organismo estatal que promueve el deporte social, quedó acéfala y el Gobierno no mueve fichas para designar un encargado, el Comité Olímpico Argentino (COA) parece haber quedado en una posición de incómoda cercanía con Milei: su presidente honorario, Gerardo Werthein, fue designado como nuevo embajador argentino en Estados Unidos, un nombramiento aún pendiente de aprobación.

Es cierto que la presidencia de Alberto Fernández de 2019 a 2023 tampoco fue una panacea para el deporte argentino. No faltaron las polémicas –atletas viajaron al Sudamericano de atletismo de Guayaquil 2021 gracias a la colecta de un influencer– ni los balances desfavorables: los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 significaron la menor cosecha de medallas en 29 años y los Panamericanos de Santiago 2023 marcaron una drástica reducción de oros de 33 a 17. Pero si la política deportiva del Estado ya estaba en crisis, en particular desde que Mauricio Macri eliminó en 2017 la autarquía para su financiación, Milei terminó de tirarle sal. A 70 días de su asunción, algunas diferencias ya son marcadas.

Este miércoles, la Confederación Argentina de Atletismo (CADA) emitió un comunicado que algunos especialistas interpretan como “la noche para el atletismo” nacional, un diagnóstico extensible a otros deportes. En concreto, la CADA informó que el presupuesto del Ente Nacional de Alto Rendimiento (Enard, un organismo compuesto entre el COA y la hoy acéfala Secretaría de Deportes, que reparte becas entre los mejores deportistas del país) será el mismo de 2023, “con la considerable disminución que significa”. Aunque Argentina fue el país con mayor inflación en el mundo el año pasado, con 211%, más otro 20% registrado en el primer mes de 2024, su deporte tendrá una partida similar a la de 2023.

Las becas del Enard para los deportistas clasificados a París 2024 oscilan de 170.000 a 390.000 pesos, es decir de 200 a 450 dólares en la cotización oficial, mientras que quienes se preparan para los Panamericanos 2027 reciben de 156.000 a 218.000 pesos. Algunas de esas cifras están por debajo de la línea de la pobreza: en Buenos Aires se necesitan 194.000 pesos para no ser considerado pobre. La financiación de los deportistas argentinos de alto rendimiento volvió a depender de las partidas del Estado –calificado por Milei como “las bases de todos los problemas”– desde que Macri le quitó al Enard una ley que lo favorecía con el 1% de la recaudación de las tarifas de telefonía móvil.

“Hoy la plata que reciben los deportistas es muy poca, las becas son una miseria. Deberían ser actualizadas en proporción a la devaluación del peso contra el dólar porque muchos atletas cubren sus gastos en el exterior”, dice Rodolfo Paverini, presidente de la Confederación Argentina de Deportes (CAD), entidad que nuclea a federaciones de diferentes disciplinas. Victoria Granatto, jugadora de hockey sobre césped y medallista de plata en Tokio 2020 –hoy alejada de la selección-, lanzó un lamento similar: “Las primeras consecuencias del deporte se dejan ver: mismo presupuesto que en 2023 pero con devaluación e inflación”.

El nuevo escenario deja a muchos atletas sin actividad. “En diciembre nos dijeron que, por falta de financiación, no podríamos competir en ningún torneo en el exterior durante el año”, dice Iván Nikilajuk, integrante de la selección argentina de tiro con arco. “Con mis compañeros sacamos rifas para viajar al Sudamericano de Brasil, en marzo, y para el Panamericano de Colombia, en abril, pero la colecta no viene bien y no vamos a poder participar. Recién empezamos el 2024 y ya nos quedamos sin nada”, agrega el triple campeón sudamericano.

El remero Ariel Suárez, triple campeón panamericano, dejó atrás su entusiasmo inicial por el triunfo de Milei y se convirtió en un vocero contra su inacción en el deporte. “Lo único que les interesa son las Sociedades Anónimas Deportivas y detrás de eso hay un mundo de deportistas que se está dejando de lado. El deporte está huérfano, no tiene un camino, estamos en bolas”, se quejó Suárez, que además contó que está “mendigando alojamiento” con clubes conocidos en Brasil para que la selección argentina de remo pueda participar en el Sudamericano de Río de Janeiro, en marzo.

A su vez, algunos torneos que debían realizarse en Argentina ya fueron cancelados, como la Copa del Mundo de esgrima que estaba programada en Buenos Aires para marzo. “En la actual situación económica, y teniendo en cuenta que ni el Enard ni la Secretaría de Deportes tienen asignado un presupuesto, nos hemos visto en la necesidad de cancelar la organización. Lamentamos tener que cancelar este evento que desde 1995 organizamos”, publicó la Federación local.

Una buena cosecha de medallas en París 2024 dependerá casi exclusivamente de las selecciones de deportes colectivos, orgullo argentino basado en miles de clubes de barrio, formidable semillero de futbolistas y atletas de otras disciplinas. Pero también las instituciones están alertas ante la motosierra de Milei: temen que les quiten subsidios de gas y luz. Aún campeón del mundo en fútbol, y con una historia y una tradición irrompibles, el deporte argentino entra en una etapa de abandono y oscuridad.

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