La República Dominicana a lo largo de su historia ha sido víctima de varios apagones generales (blackouts), más de 85 desde que se tienen registros; y coincidencia o no, todos los gobiernos de turno emiten dos razones fundamentales que los han provocado: un error humano o un sabotaje. Sin embargo, nunca se dice de quien es el error humano o quién o qué ejecutó el sabotaje. En cuanto a esos “pequeños detalles” nunca se ha dado una información oficial a los dominicanos que son quienes han sufrido las consecuencias de estos negros episodios. El más reciente fue el pasado martes negro 11 de noviembre, que provocó pérdidas económicas millonarias, el colapso total de las metrópolis más importantes del país y miles de dominicanos varados sin medios de transporte suficiente para llegar a sus oscuros hogares.
En tal sentido, aquel fatídico martes negro evidenció la vulnerabilidad de nuestro sistema eléctrico actual y demostró que en la joya de la corona de nuestro transporte masivo: El Metro, hoy no hay un plan B. Hacer leña del árbol caído, mientras ruedan las cabezas y la sangre llega al río, no sería correcto. Sin embargo, pasaron 5 largos años mientras el Metro era convertido en centímetro en las manos de Rafael Santos (otrora Director de la OPRET), para que el Presidente Luis Abinader tomara la correcta de decisión de destituir a Santos del cargo, lo lamentable del caso es que tuvo que llegar un apagón general para salir de Santos. Luego de 5 años, El Metro desguabinado, los negocios y contratos de la Línea 2 C del Metro (Los Alcarrizos) repartidos y un blackout que demostró que el descuido en el Metro es mayor del que imaginábamos, que hasta la generación eléctrica de emergencia del Metro (40MW) está fuera de servicio.
Finalmente, ya nadie preguntará qué pasó aquel martes negro. Al menos rodó la cabeza de Rafael Santos (Ex Director de la OPRET) y la sangre de Martin Robles (Ex Administrador de la ETED) llegó al río… y con eso el dominicano se conforma.
Por: Pedro René Almonte M.