La familia nandaimeña que encontró en Misuri el sueño americano


Todo comenzó con una necesidad. Juan Carlos Meza trabajaba como bioanalista clínico y su esposa Angie Delgado como enfermera en un hospital en Managua. Con ambos salarios no les ajustaban para poder vivir ellos y su hija. Las condiciones económicas y la situación sociopolítica del país “ya no eran sostenibles”, dice Juan Carlos y encontraron en el parole la forma más segura para migrar.  

Se han ido poco a poco. Un familiar que vive en el estado de Misuri en Estados Unidos fue el patrocinador.  El primero en irse, en marzo de 2023, fue Meza junto a Gabriela Gavinett, una prima de su esposa. Dos meses después llegó su esposa y su hija de cuatro años. Una vez establecidos, a finales de 2023, llegaron también con parole tres primos más y en enero de 2024, llegó, el hermano de Angie Delgado, Manuel. Ya son ocho miembros de la familia que viven en Misuri y que encontraron en la migración una forma de mejorar sus vidas.  

Desde 2018 hasta junio de 2023, casi un millón de nicaragüenses se han visto forzados a salir del país, según el informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN) de la Organización de Naciones Unidas (ONU). 

Manuel Delgado Ruíz fue el último de esta familia en llegar a Misuri/Foto: Cortesía

Todos originarios de Nandaime ahora viven en Jefferson City. Al inicio, tenían temor porque no estaban migrando a un estado con tradición de acogida para migrantes nicaragüenses como Florida o California. Hasta 2020 en Misuri vivían 1,363 nicaragüenses según el último Censo de Estados Unidos. Hay al menos 20 estados más donde hay más nicaragüenses que ahí. Y no solo eso, según las cifras oficiales, en Misuri menos de un 5% de la población es hispana.  

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Para esta familia, sin embargo, considera que esa ha sido una ventaja para ellos. “No he podido conocer las grandes ciudades de Estados Unidos, si he reconocido que Missouri es un lugar donde no vienen muchos latinos, por ende, la demanda de trabajo es mejor, hay más oportunidades de empleo”, asegura Angie, quien trabaja como operadora de montacargas junto a su esposo en una ensambladora de plantas eléctricas. “Nunca nos hemos quedado sin trabajo”, dice y comenta que les pagan 25 dólares la hora y pueden trabajar de ocho a diez horas diarias.  

Ocho miembros de una familia de Nandaime lograron irse a Estados Unidos con parole. Se fueron a un estado donde menos del 5% de la población es latina. Esta es su historiaOcho miembros de una familia de Nandaime lograron irse a Estados Unidos con parole. Se fueron a un estado donde menos del 5% de la población es latina. Esta es su historia
Katherine Mendieta (izquierda), Gabriela Gavinett (centro) y Juan Carlos Meza viajaron con parole humanitario el 8 de marzo de 2023/ Foto: Cortesía

Según Gabriela Gavinett, que era cajera en un banco, a diferencia de Nicaragua, en Misuri ha encontrado muchas oportunidades laborales. “Aún si no tenés un título universitario podés conseguir un buen empleo, con solo que tengás buenas habilidades y las demostrés”, dice Gabriela.

En Jefferson esta familia ha encontrado la ciudad ideal para vivir, han encontrado el sueño americano. “Para mí es perfecta y no la cambiaría por una ciudad más grande”, dice Juan Carlos. En los primeros meses de haber llegado, cuenta, pudo independizarse, rentar un apartamento para su familia. “Pude comprarme mi carro, que en este país es una necesidad”.  

Las desventajas: El frío, la comida y el idioma 

Adaptarse no ha sido fácil para ninguno de ellos, principalmente porque es una ciudad con poca presencia hispana casi todo el mundo habla inglés. Angie y Gabriela aseguran que casi todos los trabajos requieren cierto nivel de inglés, sin embargo, en áreas como cocina y limpieza no es tan necesario dominar el idioma.  

Para Juan Carlos el idioma también ha sido una barrera y además algo a lo que le costó adaptarse fue al clima pues “la temperatura baja de manera brusca y nos hace paste”. A Manuel, que es el que lleva menos tiempo, desde enero de 2024, lo que le ha costado adaptarse es a la comida. “Es muy distinta a la nicaragüense”, dice.  

Ninguno de ellos quiere regresar a Nicaragua y están buscando opciones para legalizarse después del parole para poder continuar ayudando a sus familiares que siguen en Nicaragua.  

Gabriela Gavinett, 25 años, considera que sus ingresos en EE.UU. nunca los podría haber obtenido en Nicaragua/Foto: Cortesía

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