Las cartas de los niños a los comparecientes en la JEP: “¿Por qué mató mi mamá?”


Señor compareciente: ¿por qué la mató? ¿por qué le hizo daño a mi mamá? ¿dónde la mató? ¿dónde la sepultó? ¿por qué me hizo sufrir tanto?

Estas son las palabras de la carta que le escribió una niña a la persona que, según ha señalado la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el tribunal de justicia transicional acordado entre el Estado colombiano y las extintas FARC en 2016, asesinó a su madre. A diferencia de muchas preguntas que se hacen las víctimas de miles de delitos cometidos en el marco del conflicto colombiano, estas tuvieron respuesta en otra misiva.

Cartas de los menores de edad a los comparecientes de la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz).
Cartas de los menores de edad a los comparecientes de la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz).NATHALIA ANGARITA

Querido niño: El día de hoy arranco esta carta pidiéndote perdón ya que mi intención en ese momento no fue hacerte daño. Desafortunadamente tomé decisiones de las cuales me arrepiento y que tal vez sea suficiente para calmar tu dolor.

¿Por qué la mató? No sabía que había personas que la amaban tanto y que la iban a extrañar.

¿Por qué le hizo daño a mi mamá? No sabía que era buena y tenía personas como tú que la amaban y la esperaban en casa.

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¿Dónde la mató? Fue lejos de casa para evitar que la escucharas.

¿Dónde la sepultó? Cerca al río para que el cuerpo estuviera en un lugar bonito.

¿Por qué me hizo sufrir tanto? Porque soy un egoísta que no pensó en el daño que te causaría, me dejé llevar por el poder.

Perdóname.

Así se cierra uno de los 93 intercambios de cartas que, desde 2022, han iniciado niños, niñas y adolescentes con victimarios procesados por la JEP. Mientras sus padres o cuidadores acuden a alguna audiencia de esa jurisdicción, que pueden tomar jornadas enteras, funcionarios de esa justicia desarrollan actividades que buscan integrar a los menores en los procesos de restauración, una de las grandes metas de todo el andamiaje acordado en La Habana para superar las heridas de 60 años de guerra. Las cartas son uno de esos mecanismos.

Creciendo entre el conflicto

“Los niños y niñas a menudo son marginados en las conversaciones sobre el conflicto”, explica a este diario Ariel Sánchez Meertens, jefe de la oficina Asesora de Justicia Restaurativa de la JEP. En su experiencia, a los menores se les oculta la verdad, se piensa que no entienden lo que ocurre. Sin embargo, son víctimas. “Todos han estado involucrados de alguna manera con la violencia que ha afectado a Colombia”, dice Eliana Antonio Rosero, jefa del Departamento de Enfoques Diferenciales de la JEP.

Una funcionaria de La Jurisdicción Especial para la Paz, muestra una de las cartas.
Una funcionaria de La Jurisdicción Especial para la Paz, muestra una de las cartas. NATHALIA ANGARITA

Esa justicia ha buscado cambiar una dinámica que excluye a los niños. Los ha incentivado a escribir sus miedos y dudas, mediante cartas que luego envían a personas que comparecen en ese tribunal. Aunque respondan, nunca se conocen en persona ni se revelan sus identidades. La meta no es encarar: es tramitar. “Este círculo de diálogo especial persigue la reparación y la prevención de futuros conflictos”, explica Eliana Antonio. Comienza con la expresión del dolor del niño, avanza hacia el reconocimiento del daño y busca llegar a un perdón. Quienes responden a estas cartas no siempre son directamente los exguerrilleros, exmilitares o exparamilitares responsables del delito que afectó al niño que escribe, pues la meta es sensibilizar a víctimas y victimarios.

Querido escritor

No puedo devolver el pasado y revivir a esta persona. No puedo con palabras expresar el sentimiento de arrepentimiento ni tampoco con acciones buenas hacer que las familias sigan su vida sin tener que recordar a su ser querido. Pero si quiero decirte que ante Dios todo poderoso he pedido perdón y que cada día que me levanto es pensando en esa persona y sus familias, cada instante de mis pensamientos y acciones son en camino a resarcir el daño cometido.

Quiero no solo por el bien de esa familia sino también volver a sentirme miembro de la sociedad de seguir hacia adelante, pero de la mano de las víctimas y del amor y cariño a todo ser viviente. Espero que puedas y podamos vivir en paz.

Compareciente

Conversaciones emocionales, no judiciales

Las actividades para acercar a los niños que esperan durante las audiencias no se limitan a las cartas. Hay actividades para niños que aún no saben escribir. “A través de representaciones con títeres y obras de teatro, se les explican los complejos fenómenos de la guerra que suelen escuchar en la radio o la televisión. Por ejemplo, qué son los falsos positivos”, explica Eliana Antonio, que aclara que los niños crean su propio guion. Otros participan en la elaboración de “libros de memoria”, donde escriben o pintan recuerdos de sus familiares, para no olvidaros; otros más participan en la creación “mariposarios de la resiliencia”, escribiendo en las alas de las mariposas sus fórmulas para construir la paz en Colombia.

Respuesta de un victimario a uno de los niños huerfanos.
Respuesta de un victimario a uno de los niños huerfanos. NATHALIA ANGARITA

De todas esas acciones, sin embargo, las cartas son las más potentes, explica Harvey Suarez Morales, secretario ejecutivo de la JEP. Además, han generado un poderoso efecto en los comparecientes que las reciben. Subraya que al leer las misivas, muchos sienten que son palabras que podrían compartir sus propios hijos, en una lógica más de entender lo que pasó que de chocar en un juicio. Destaca que varios comparecientes, después de escribir una carta de respuesta, han regresado a sus hogares para encarar a sus propios hijos y decirles: ‘sí, fui responsable’”.

Para los funcionarios encargados de estos proyectos, las actividades pedagógicas ayudan a que, en unos años, los niños se enfrenten directamente a los comparecientes en una lógica de restauración, de romper los ciclos de violencia. Los procesos, dice Suárez, buscan que “cuando llegue ese día, no se genere daño, se puedan reconocer y se inicie un proceso interesante”. El secretario resalta que la voz de los menores también ha ayudado a que la JEP se aleje de una justicia ordinaria, más castigadora que restaurativa. “Saca a los magistrados de su lenguaje jurídico formal y los involucra en una conversación emocional”, explica.

Sánchez Meertens, experto en memoria y reconciliación, resume lo que ocurre: “Nada rompe las barreras como la comunicación que se recoge en estas cartas”. A través de ellas, explica, la voz de los niños ingresa a los procesos sin que ellos se expongan a audiencias o testimonios largos y dolorosos, que pueden revictimizarlos. Y es que las cartas se leen antes de las audiencias de reconocimiento, en las que los comparecientes pueden aceptar su responsabilidad. “Nadie queda igual después de ver estas cartas y títeres; ni los funcionarios de Medicina Legal, de la Unidad de Búsqueda o de la Unidad de Víctimas”, asegura.

El proceso es retador para los victimarios. Eliana Antonio cuenta que al principio se preguntan cómo decirle a un niño que cometieron un delito y, con el tiempo, sus posturas se van suavizando. “Se nota incluso en el cambio en su letra; se hace menos rígida”, asegura la experta en enfoques diferenciales. A ello ayuda que la JEP tiene un mandato de encontrar grandes patrones criminales, y enfocarse en los máximos responsables de los casos más graves de esos patrones, y no en investigar cada uno de los cientos de miles de delitos cometidos en seis décadas de conflicto. Por eso, coinciden Suárez, Sánchez y Antonio, quienes responden a los niños pueden no ser responsables a los que se refieren las cartas, lo que incluso facilita el proceso de cambio de víctimas y victimarios. Victimarios que responden así:

Una de las cartas de un menor dirigida a los victimarios.
Una de las cartas de un menor dirigida a los victimarios. NATHALIA ANGARITA

No sé cómo llamarte, excúsame si redacto alguna palabra que pueda llegar a leerse como irrespetuosa. Solo quiero decirte algo, tu pregunta es dolorosa para mí, y debo reconocer que nunca dimensionamos el daño que generamos, solo puedo afirmar que las acciones de la guerra, en la cual participamos como militares, nos degradó y nos apartó de los principios aprendidos en casa.

¿Por qué lo hicimos? No hay una respuesta concreta, solo debo decir que siento vergüenza de haberlo hecho. ¿En qué nos convertimos? Es una pregunta que me hago todos los días, porque al igual que tú, tengo sueños y metas, de las cuales me aparté, para convertirme en algo que no soy.

Solo puedo decir que tengo la conciencia y la voluntad de construir un nuevo país y un presente diferente, al cual te invito, para que, de manera conjunta, aún sin conocernos, podamos materializar.

Compareciente

*Por protección, la identidad de los menores y de los comparecientes que escriben las cartas se mantiene en reserva

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