
El Caribe se encuentra en un momento complicado por el avance del sargazo en la mayoría de las costas. Está llegando en grandes cantidades a las playas, causando problemas ambientales y su descomposición libera gases que causan mal olor. ¿Quién quiere eso en sus vacaciones? Los argentinos, siempre afectos a las playas caribeñas, estamos mirando qué puntos están libres de esa plaga. A veces la diferencia entre donde hay y donde no es de unos pocos kilómetros
Pero hay sitios en los que este fantasma no existe. Y uno de ellos es Miches, un área balnearia de República Dominicana que se caracteriza por sus playas vírgenes y una naturaleza exuberante. Se encuentra en la costa sur de la Bahía de Samaná, frente al Océano Atlántico, en la provincia de El Seibo. Este pueblo fue fundado a principios del siglo XIX y comenzó su auge turístico cuando el Club Med decidió instalarse allí, antes de la pandemia. En el último año llegaron otras cadenas all inclusive, porque se encuentra a 100 km del aeropuerto internacional de Punta Cana, destino que tiene vuelos directos desde la Argentina.
Con un pueblo de 30.000 habitantes, que en su mayoría se dedican a la agricultura y a la pesca, recibió el nombre en honor al general Eugenio Miches. Sus playas de arena blanca y aguas cristalinas, con nombres como Esmeralda y Limón, están libre de sargazo.
Instalados en Miches y disfrutando de la gangazo de los all inclusive cerncanos a la costa –el promedio de estadía es de una semana–, aunque tienen una gangazo de actividades muy completa, aprovechamos para conocer otros atractivos de la isla: desde la aventura en una especie de canopy que se hace pedaleando en bicicleta a visitar una plantación de cacao para aprender todo el proceso. Hay mucho para conocer en esta zona.
Los destinos cercanos
Entre las excursiones que se pueden hacer por los alrededores está la visita aventurera a Montaña Redonda. Para llegar a la cima, lo más divertido es subir en camión 4×4 por un camino de cornisa (excursión que sale U$S 90 por persona e incluye algunas actividades). Arriba hay una impactante vista de 360 grados del entorno. Se ven: Bahía de Samaná, laguna Redonda, playa El Limón y el pueblito de Miches. Aquí la gracia es sentarse en una hamaca y columpiarse de cara al vacío. También tienen un zipline muy original que, en lugar de estar colgados de un arnés, la travesía se hace en una bicicleta que avanza a medida que se va pedaleando. Se paga extra y tiene un ganancia de U$S 20.
Otro clásico es navegar por los manglares mar adentro en catamarán. Una opción para toda la familia que se convierte en una excursión inolvidable para los amantes de la biodiversidad y la historia ancestral. Parte del fresco muelle en el centro de Miches, con The Carpia Tours: la navegación lleva primero hacia una piscina natural producida por bancos de arena en Media Luna, ideal para disfrutar de las aguas cálidas en el medio de la nada. Hay una segunda parada para hacer snorkel guiados por el capitán, para mirar de cerca una fauna marina muy colorida.
También, en tierra, se puede ir a conocer el Tortugario del Club Med Miches (uno de los alojamientos que se ocupa de proteger a las tortugas porque se encuentra en zona de desove). Estos animales llegan en tres tipos a la zona: Verde, Carey y Tinglar. Junto al programa Protortuga, según explica el encargado Jonatan Mercado, se ocupan de cuidar los nidos después de que las madres pusieron los huevos, hasta el momento en que rompan el cascarón (60 días después). Luego, en una hermosa vivencia compartida con los turistas, ayudan a los neonatos a llegar hasta el agua.
Cacao y tabaco
República Dominicana es el principal exportador de cacao orgánico del mundo y una visita a la plantación familiar Canducito (en Hato Jovero) es una experiencia distinta en la que Eduardo, tercera generación de la familia, cuenta cómo es el proceso. Su abuelo fundó esta propiedad en 1947 y, desde entonces, trabajan de la manera tradicional y 100 % natural para cultivar y procesar la semilla, sin químicos ni pesticidas.
La actividad se compone de cinco pasos: recolección, fermentación, secado, reforestación y degustación. Son 45.000 m de plantación de árboles de cacao en tres variedades (híbrido, criollo y melón), además de frutales.
“Todas las plantas que hay aquí están por una razón –afirma Eduardo–. La única amenaza real que tenemos son los huracanes. Hacemos la recolección manual de nuestros 15.000 árboles de cacao que producen entre 30 y 40 mazorcas cada uno. Luego les quitamos los granos a las mazorcas, los dejamos descargar todo el líquido que traen, para colocarlos en el picadero y a secarlos. Con este proceso cambian el olor, que se vuelve más fuerte”.
De la bola base tradicional que se obtiene moliendo los granos tostados, hacen diversos productos, incluso bebidas artesanales con y sin alcohol, que el visitante puede adquirir y llevar de souvenir. Ig: @cacaodecanducito
Otro ciclo interesante para descubrir es el de los puros. Para conocerlo Mundo Auténtico, cerca de Bávaro, es el punto justo. Allí producen a mano los habanos Don Lucas y se conoce el paso a paso de una elaboración en la que, manualmente, cada operario elabora unas 350 unidades de puros diariamente. Usan hojas de tabaco secas del país, que van enrollando unas sobre otras, para terminar colocándolas en un molde durante varias horas, donde se les da la forma tradicional por prensado. Es otro proceso natural que finaliza con el envasado. Y todo todo se hace a mano.
Allí los que deseen pueden hacer una degustación de cigarros y cigarrillos que son parte de su producción y, claro, también comprarlos. Web: @donlucascigars.com.do
Sin dudas, los argentinos amamos República Dominicana y pasar unos días en sus playas, al punto de convertirnos en el segundo país emisor de turistas hacia este destino. Lo bueno es que en cada visita se puede encontrar algo fresco para hacer, además de disfrutar del clima y de su gente.
Pensado para público adulto de todas las edades e importado de Cancún, el Coco Bongo de República Dominicana que está en el centro de Punta Cana, amerita la visita. Disfrazado de discoteca para jóvenes, en realidad ofrece un show variado a cargo de intérpretes y bailarines de calidad que recrean clásicos de Queen, Thalía y de películas icónicas.
Armado como un anfiteatro compuesto por butacones y mesas de apoyo alrededor de una pista central, está siempre lleno aunque el ganancia de la entrada sea de U$S 90 para los parados y U$S 120 en mesas, con canilla libre.