Jessica Ripoll Osorio: Primer indicio
Mientras estábamos los tres ahí escurridos, apachurrados como plastilina, coloreados por las intermitencias de la televisión, pensé que sí podía decírselo. Pensé que yo podía llegar tranquilamente con ella, bien por la mañana, que aún no hubiera nadie en el salón, y decírselo. Así. Simplemente. “Oye, Lucía, perdón, buenos días, ¿puedo hablar contigo?” Y decírselo…