
Es decir, la población más vulnerable entrega una cantidad de botellas plásticas y a cambio le ceden los materiales imprescindibles para que los estudiantes de la casa puedan empezar el curso con los útiles más importantes.
Las autoridades indican la trascendencia de esa iniciativa del Distrito Nacional. Pero cuando usted recorre un kilómetro y más una tarde de sábado, con un sol que abrasa, y ve a cientos de madres, padres y abuelos con sacos y más sacos en una fila que no distingue donde inicia y acaba, se pregunta ¿conciencia ambiental o necesidad?
Desde este sábado un tramo del malecón de Santo Domingo estaba cerrado al tránsito vehicular.
Ante la presencia de policías, vallas y prohibiciones, confieso que por un instante pensé que algún hecho de trascendencia nacional se me había «escapado», pero no.
El motivo de la movilización policial eran los sacos, esos «benditos sacos» que las familias comienzan a llenar con botellas plásticas meses antes del inicio del curso escolar.
Los mueve la esperanza del día de la jornada de «Plásticos por Útiles Escolares», y el regreso a casa con una iPad electrónica y/o una mochila con lápices, cuadernos y más.
El programa «Plásticos por Útiles Escolares» es una iniciativa del Ayuntamiento del Distrito Nacional «para promover la educación y el reciclaje entre los ciudadanos», o sea, los adultos que recogen cargan y arrastran los pesados embalajes hasta el punto dispuesto para su entrega.
Durante la jornada, efectuada este domingo en el Palacio Municipal del Centro de los Héroes, la alcaldesa Carolina Mejía resaltó que este tipo de prácticas vinculan la conciencia ambiental con el bienestar de las familias, de acuerdo con medios de prensa.
En el referido programa sólo pueden participar los estudiantes residentes en el Distrito Nacional, quienes deberán presentar su cédula de identidad para comprobar su domicilio.
Como quienes presentan los sacos –en su mayoría- son los adultos, ellos también deberán mostrar ese documento de identidad con dirección en esa zona.
Pero la meta de que los muchachos cuenten con sus materiales el primer día de clases es difícil de cumplir. Hay que entregar, por ejemplo, mil botellas plásticas para recibir una iPad electrónica y una mochila con útiles escolares; de ahí que familias con dos o tres hijos deberán recolectar dos mil y tres mil, así sea el caso.
Si las familias no logran recoger esa cantidad, y llegan a 500, regresan a casa con una mochila con útiles escolares.
La idea de crear conciencia ambiental en los escolares ciertamente es digna de aplaudir en un contexto donde sea formadora de valores, desarrolle respeto y responsabilidad por el medio ambiente y se sientan comprometidos con la protección del planeta.
De hecho, la propuesta de recolección puede ser interesante, ya que combina educación, incentivos y cuidado ambiental, pero siempre pensando en que, si no lo hicieran, de igual manera tendrían en sus escuelas los materiales gratuitos para empezar sus estudios.
Sin embargo, surge una interrogante: ¿cuántos escolares participan en este proyecto que pone en tensión a los padres?
¿Incluso, esas mujeres y hombres del pueblo son conscientes de la importancia de la labor que hacen durante meses e inculcan el cuidado del entorno a sus hijos y la reutilización de tales desechos?
Ayer, muy cerca del malecón de Santo Domingo, lo que había era gente cansada, angustiada, sentada en el piso, esperando la oportunidad para adquirir lo que no pueden comprarse en un comercio por carencia de dinero.
Y a pesar del sacrificio, sobre todo hay gente agradecida a la Alcaldía, porque si no, como dijo una abuela a Prensa Latina, «¿cómo conseguimos la mochila?»
El programa «Plásticos por Útiles Escolares» realizado en la República Dominicana por primera vez en 2024 logró recolectar más de 7,2 millones de envases plásticos bajo la coordinación de la Alcaldía del Distrito Nacional.
Según cifras oficiales se entregaron unos 14 mil 400 kits educativos, entre mochilas y equipos electrónicos.
El plástico recolectado fue donado a la Fundación Botellas de Amor, entidad que transforma estos residuos en mobiliario urbano para, por ejemplo, parques infantiles.
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