‘Pro-democracy’ Democrats eager to obstruct democracy

Prominentes demócratas pasaron el período previo a las elecciones de noviembre profesando su deseo de proteger la “democracia”. Los documentos judiciales revelan que se trató de una farsa cínica.

A principios de esta semana, The Washington Post presentó un informe sobre hasta dónde llegaron los agentes demócratas para mantener a un potencial tercer candidato de No Labels fuera de las boletas presidenciales estatales. No Labels se describe a sí mismo como un movimiento de personas “de ambos partidos y de ningún partido que rechazan el extremismo, adoptan el sentido común y creen que Estados Unidos sólo funciona cuando trabajamos juntos”.

A principios de 2024, los funcionarios del grupo insistieron en que se tomaban en serio la idea de presentar un candidato de primer nivel en un esfuerzo por atraer a votantes frustrados por la perspectiva de elegir entre Donald Trump y Joe Biden. Los demócratas estaban aterrorizados de que agregar esa opción a la boleta pusiera en peligro sus posibilidades electorales.

Pero ante obstáculos financieros y de otro tipo, No Labels archivó ese esfuerzo en abril, dos meses antes de que el desastroso desempeño de Biden en el debate lo obligara a finalmente ceder el paso a Kamala Harris.

Ahora No Labels está contraatacando en los tribunales, presentando demandas acusando a los demócratas de una “conspiración ilegal” para impedir que el tercero potencial entre en la contienda. “Documentos ya revelados por los tribunales”, informó el Post, “revelan detalles notables sobre propuestas privadas para una amplia gama de tácticas duras que irían más allá de los esfuerzos públicos como anuncios, artículos de opinión y reuniones para desalentar la campaña No Labels. “

Un correo electrónico de la estratega demócrata Lucy Caldwell dejó claro que el partido estaba dispuesto a llegar a los extremos para impedir que los votantes estadounidenses tuvieran la opción Sin etiquetas. “Nuestro objetivo principal”, escribió, según el Post, “debería ser la destrucción de la marca pero, cuando sea posible, también debemos eliminar todos y cada uno de los obstáculos para impedir que tengan éxito en la recopilación de firmas”.

Incluso había planes, según el informe del Post, de lanzar una campaña de acoso personal y difamación contra los funcionarios de No Labels en un esfuerzo por “estigmatizarlos personalmente”. Otro agente demócrata propuso difundir noticias negativas en medios de comunicación amigos con la intención de menospreciar al grupo. “El objetivo es envenenar el pozo de No Labels con sus partes interesadas clave y desestabilizar sus esfuerzos internamente y en la mente del público”, decía un correo electrónico. “Difundir miedo, incertidumbre y dudas sobre su funcionamiento y dentro de su funcionamiento”.

La política es para la mesa de los adultos y las tácticas de tierra arrasada no son infrecuentes. Pero para quienes dicen ser administradores dedicados de la democracia, adoptar tácticas clandestinas para impedir que los votantes tengan más opciones en las urnas es el epítome de la hipocresía.

Es evidente que muchos activistas progresistas no sienten más que desprecio por el concepto.

Las Vegas Review-Journal/Tribune News Service