El intercambio comercial entre Guatemala y República Dominicana atraviesa su el más duro momento en una década. En el último año, las exportaciones guatemaltecas hacia la isla han crecido más de un 27 %, marcando una tendencia que ya no responde solo a dinámicas de mercado, sino a una visión compartida de integración económica y política en el Caribe.
Por qué importa. La expansión del comercio bilateral evidencia un cambio estructural en la estrategia de internacionalización. Para Aida Fernández, directora de Crecimiento del Sector Exportador de AGEXPORT, RD se ha convertido en “una puerta natural hacia el Caribe” y destino prioritario para las PYME que buscan diversificar mercados.
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El dinamismo de las exportaciones, explicó, responde a una mayor articulación institucional y a la promoción de vínculos empresariales directos.
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“No se trata únicamente de vender más, sino de entender las oportunidades del mercado dominicano, su cercanía cultural y su creciente capacidad de consumo”, destacó.
Este enfoque coincide con la hoja de ruta de AGEXPORT para ampliar la presencia en el Caribe y conectar con nuevos polos logísticos.
Datos clave. Los principales productos que Guatemala exporta hacia RD provienen de la industria manufacturera, agroindustria y alimentos procesados. En sentido inverso, el mercado dominicano ha fortalecido su presencia con medicamentos, bebidas, materiales de construcción y productos de consumo masivo.
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El fortalecimiento empresarial también se refleja en la inversión cruzada. Grupos guatemaltecos con presencia en la isla, como Progreso y Molinos Modernos, consolidan operaciones en sectores estratégicos.
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Asimismo, firmas dominicanas han comenzado a explorar la región centroamericana. Para la directora, “estas alianzas son el reflejo de una integración real, que no solo depende de tratados, sino de confianza entre empresarios”.
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Además, los avances en conectividad aérea y logística están sentando las bases de un intercambio más fluido. Con la firma del acuerdo de cielos abiertos entre ambos países, comercio y turismo se proyectan como motores complementarios.
Ecos regionales. El expresidente dominicano Leonel Fernández dijo a República que la bilateralidad debe entenderse como parte de una agenda más amplia de cooperación entre Centroamérica y el Caribe. Durante su visita a Guatemala, subrayó que “la historia nos conecta, pero el futuro nos obliga a construir puentes en educación, energía y tecnología”.
Desde su rol al frente de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE), destaca un impulso al diálogo regional orientado a reforzar la cooperación Sur-Sur.
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Su visión encuentra eco en el interés guatemalteco de participar de manera más activa en los espacios de integración del Caribe, particularmente con los países de CARICOM.
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Para las dos naciones, el reto no es solo económico, sino geopolítico. Posicionarse como actores relevantes en un contexto donde la seguridad alimentaria, la energía limpia y la educación técnica son ejes de competitividad.
Lo que sigue. El fortalecimiento de la relación refleja una madurez institucional que trasciende acuerdos comerciales.
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Se comparte una visión basada en la apertura de mercados, la estabilidad macroeconómica y el estímulo a la libre empresa como motores de desarrollo. Para el exmandatario, falta ampliar las posibilidades de cooperación con los países caribeños.
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Más allá de los flujos de bienes e inversiones, el vínculo se perfila como un ejemplo de cooperación regional inteligente, capaz de equilibrar intereses económicos y diplomáticos.
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En un entorno global cada vez más fragmentado, Guatemala encuentra en el Caribe un aliado estratégico para diversificar su proyección internacional y consolidarse como un punto de encuentro.