Santo Domingo, 4 oct.— El rechazo de una treintena de organizaciones sociales y políticas dominicanas a la decisión del Gobierno de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua de la X Cumbre de las Américas, marcó la semana noticiosa que concluye hoy.
Esta medida, presentada oficialmente por la Cancillería como un paso para “priorizar el éxito del encuentro”, generó de inmediato una ola de críticas.
Diversas agrupaciones, entre ellas el Frente Amplio (FA), el Partido Comunista del Trabajo (PCT), el Movimiento Izquierda Unida (MIU), el Movimiento Popular Dominicano y la Asamblea de los Pueblos del Caribe–Capítulo Dominicano, manifestaron su oposición mediante comunicados y pronunciamientos públicos.
Las organizaciones se unieron en un frente común, denunciando la medida como una “sumisión a los intereses de Estados Unidos y de la OEA” y un atentado a la tradición de soberanía y solidaridad histórica de la República Dominicana con los pueblos de América Latina y el Caribe.
Los líderes de estas organizaciones coincidieron en que la exclusión de los tres países viola principios fundamentales de la Constitución, el derecho internacional y los valores de integración hemisférica.
María Teresa Cabrera, presidenta del Frente Amplio, recordó que la República Dominicana ha enfrentado intervenciones extranjeras en el pasado, evocando la invasión estadounidense de 1965 y el apoyo solidario de la región en defensa de la independencia nacional.
Para Cabrera, la medida actual del Gobierno se aparta de esa tradición histórica y refleja una postura de subordinación frente a intereses externos que no representa el sentir del pueblo dominicano.
El PCT calificó la decisión como un “vergonzoso acto de servilismo político”, mientras que el MIU señaló que la exclusión se asemeja a la aplicada en la IX Cumbre celebrada en Los Ángeles en 2022, siguiendo lo que consideró un “libreto de Washington”.
Ambas organizaciones hicieron un llamado a crear un frente político y social que defienda la soberanía nacional y promueva la unidad regional frente a las presiones externas.
Se enfatizó que la Cumbre de las Américas, originalmente concebida como un foro de diálogo hemisférico, se ha transformado en un instrumento de hegemonía estadounidense, limitando la participación y la voz de aquellos países que han mantenido una postura independiente en la región.
Las organizaciones hicieron énfasis en la defensa del Caribe como Zona de Paz y en la oposición a la presencia de tropas y medios militares estadounidenses en la región.