
Las remesas son recursos que los emigrantes envían a su país de origen, normalmente a sus familiares, con el propósito apoyarlos en sus gastos básicos. Se han consolidado como una fuente de ingresos para Centroamérica y República Dominicana, no sólo por los montos que representan, sino porque en varios países equivalen a una parte sustancial de su producto interno bruto (PIB).
De acuerdo con la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (Secmca), en los últimos años estos flujos han adquirido gran relevancia y constituyen uno de los principales ingresos de divisas en la región, superando en muchos casos al aporte de las exportaciones y de la inversión extranjera directa. El Salvador, Honduras y Nicaragua destacan por su alta dependencia, donde las remesas representan cerca del 27% del PIB, mientras que en Guatemala superan el 19%.
Según la entidad, esto se explica por el aumento sostenido de la migración hacia Estados Unidos y en menor medida hacia España, México y Canadá. Además, las remesas han demostrado ser resilientes, incluso en períodos de crisis global como la pandemia de covid-19, actuando como un estabilizador de la balanza de pagos y del tipo de cambio en las economías receptoras.
Efectos
Las remesas tienen efectos directos en el consumo de los hogares y en la dinamización de actividades económicas como el comercio y la construcción. En El Salvador, datos del Banco Central de Reserva señalan que en 2024 el 98.7% de las remesas se destinó al consumo, mientras que solo el 1.3% se dirigió a inversión.
Además, en Guatemala la encuesta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, 2022) muestra un uso más diversificado: el 58.4 % se destinó al consumo, el 29.3% a inversión y ahorro, y el 12.3% a salud y educación.
Mientras que, en Honduras, el patrón es similar al salvadoreño, con el 76.4% de las remesas dedicadas a manutención, mientras que apenas se destina una fracción a educación (2.9%), ahorro (2.5%) e inversión (1.4%), reflejando que su papel principal sigue siendo el de mecanismo de subsistencia.
En República Dominicana, el Banco Central (BCRD) informó que entre enero y agosto de 2025 las remesas recibidas alcanzaron los US$7,921.0 millones, lo que representa un aumento de US$808.5 millones (11.4%) en comparación con el mismo período del año anterior.
En agosto de este año ingresaron US$1,046.5 millones, un 9.9% más que en agosto de 2024, marcando la tercera vez en lo que va de 2025 que los envíos superan los US$1,000 millones, junto con marzo y julio. Estos recursos, provenientes principalmente de la diáspora dominicana en Estados Unidos (80.4 % de los flujos en agosto), tienen un efecto multiplicador sobre el consumo, la inversión y el financiamiento de los sectores más vulnerables. Otros países emisores de importancia son España (7.6%), Italia (1.5%), Haití (1.3%) y Suiza (1.2%).
El BCRD destaca que la mayor parte de las remesas se concentran en las principales zonas metropolitanas del país: el Distrito Nacional recibió el 47.5% en agosto, seguido por Santiago (10.6%) y Santo Domingo (7.0%), lo que significa que dos terceras partes de estos recursos se concentran en estas áreas. Asimismo, las perspectivas para el cierre de 2025 son positivas: se estima que las remesas superen los US$11,700 millones, acompañadas de ingresos por inversión extranjera directa de alrededor de US$4,800 millones y exportaciones de oro cercanas a los US$2,000 millones, gracias a los altos precios internacionales.