
Embajador de Antigua y Barbuda en Estados Unidos y en la Organización de Estados Americanos. Investigador Senior en la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown y en el Instituto de la Commonwealth.
La República Dominicana será la sede de la Cumbre de las Américas 2025, una reunión de los jefes de Estado y de gobierno de 32 países del hemisferio occidental.
El gobierno dominicano declaró públicamente que Cuba, Nicaragua y Venezuela no serán invitadas a la cumbre. Explicó que esta decisión es necesaria para asegurar el diálogo político más amplio posible y garantizar el éxito del encuentro, dejando claro que no interfiere con las relaciones bilaterales con esos países.
Esa decisión probablemente provocará una reacción similar a la ocurrida en la Cumbre de 2022 en Los Ángeles, cuando tampoco se invitó a esos tres gobiernos. Entonces hubo llamados a la ausencia en protesta.
Los líderes deben reflexionar antes de decidir no asistir. Las condiciones globales y regionales han cambiado: las guerras en Oriente Medio y Europa proyectan sombras económicas y de seguridad sobre las Américas, y dentro del hemisferio vuelven a abrirse fracturas ideológicas. Este es precisamente el momento de reunirse para gestionar diferencias, proteger intereses y actuar en favor de los pueblos del continente.
Asistir no significa aprobar. Quienes piensen que Cuba, Nicaragua y Venezuela deberían estar presentes pueden expresarlo durante la cumbre. Negarse a asistir no cambia la lista de invitados ni beneficia a nadie; solo elimina voces de la sala donde se toman decisiones.
La agenda
La agenda en Punta Cana se estructura alrededor de cuatro pilares urgentes: seguridad ciudadana, seguridad energética, seguridad hídrica y seguridad alimentaria. América Latina y el Caribe tienen pobres indicadores en estos ámbitos: altas tasas de homicidios, inseguridad en el suministro de agua, redes eléctricas poco fiables y elevados costos de una dieta saludable.
Estos factores inciden en todo: en la libertad de expresión, en hospitales y escuelas con energía, en el acceso al agua, en la producción agrícola y en la posibilidad de que los hogares adquieran alimentos a precios asequibles.
El gobierno dominicano propuso esos cuatro pilares desde febrero, y en junio circuló un primer borrador de declaración. Desde septiembre, representantes de los 32 países negocian el documento final.
Un punto central será la Convocatoria de CEOs, copatrocinada con el Banco Interamericano de Desarrollo, para reunir autoridades públicas y capital privado en busca de alianzas público-privadas que aceleren proyectos y compartan costos.
Otro objetivo es una mayor integración comercial y económica en América Latina y el Caribe. Esto permitiría escalar mercados, diversificar cadenas de suministro y mejorar el acceso a insumos de infraestructura. Facilitar aduanas, conexiones marítimas y aéreas, y acceso competitivo a insumos, son metas que los líderes deberían acordar.
Los líderes caribeños, además, deben atender asuntos concretos: la situación de Haití, el cambio climático y el desarrollo sostenible. También queda pendiente que los jefes de Estado resuelvan diferencias técnicas en las negociaciones de la declaración final.
Avances útiles en clima y energía
En la Cumbre de 2022, a pesar de la controversia, se lograron avances útiles en clima y energía que beneficiaron al Caribe. La lección es que incluso con tensiones políticas, los progresos son posibles si los líderes asisten y trabajan.
A largo plazo, la región necesita mayor democracia y respeto a los derechos humanos. En Cuba, Nicaragua y Venezuela, pasos en esa dirección podrían alentar más respaldo hemisférico. En el caso de Venezuela, además, las amenazas contra Guyana deben sustituirse por un camino pacífico y conforme al derecho internacional.
Se entiende que Donald Trump, si ya fuera presidente, podría no asistir por razones de seguridad, aunque sí habría representación estadounidense de alto nivel. Ese espacio permitirá intercambios directos con funcionarios de Estados Unidos sobre asuntos urgentes para el hemisferio.
La Cumbre de 2025 es una cita para estar presentes, activos y con voz. La República Dominicana ha trazado un camino constructivo. No asistir solo dejaría el protagonismo en manos de otros; estar allí y trabajar en favor de la cooperación hemisférica es lo que realmente sirve a los pueblos de las Américas.