
Miami, FL.– Troy Johnston debutó en Grandes Ligas el 29 de julio con los Marlins de Miami, y lo hizo en un escenario de lujo: el Busch Stadium de San Luis, una de las plazas más icónicas del béisbol. Semanas después, le tocó presentarse en Fenway Park, una auténtica catedral del deporte, con una de las aficiones más apasionadas y ruidosas. Para cualquier novato, lidiar con ese tipo de presión podría resultar intimidante, pero el oriundo de Tacoma ya estaba familiarizado con las grandes multitudes, una experiencia que le dejó su paso por la LIDOM.
Johnston ha jugado dos temporadas en el béisbol caribeño, ambas con los Toros del Este, y también reforzó a los Tigres del Licey, equipo con el que disputó la pasada final frente a los Leones del Escogido.
En el marco de la celebración de la Herencia Dominicana en el loanDepot park, conversamos con el recién salido inicialista y jardinero de los Marlins.
“Jugar béisbol invernal es una experiencia única, distinta a cualquier otra dentro del deporte”, resaltó Johnston. “La pasión de los aficionados, el amor que sienten por el juego… están pendientes de cada lanzamiento y entregados por completo a sus equipos. No importa si eres de los Toros, Águilas, Licey o cualquier otro conjunto, cada afición apoya con fervor a sus peloteros y a todo lo relacionado con la pelota. El béisbol significa demasiado para la gente en República Dominicana”.
La competencia de LIDOM fue de ayuda para Troy Johnston
Una de las particularidades de las ligas invernales es que cada juego tiene un peso enorme. Con una temporada de apenas tres meses, una mala racha puede costar la clasificación a la postemporada, y la intensidad aumenta aún más en el Round Robin. Esa es una de las cosas que más valora Troy Johnston de su experiencia en la Liga Dominicana.
“En las ligas menores te concentras tanto en desarrollarte y en subir de nivel que, a veces, olvidas lo más importante: ganar”, explicó Johnston. “Para eso también debes hacer las pequeñas cosas. Aunque seas el tercer bate, puedes tocar la bola, mover un corredor, jugar buena defensa… claro que también quieres hacerlo en ligas menores y avanzar lo más posible, pero en Dominicana lo que realmente cuenta es: ¿puedes producir?, ¿puedes ganar juegos? Y creo que eso es lo fundamental, porque refleja lo que hacemos aquí en Grandes Ligas. Al final, se trata de eso: ¿puedes ayudar al equipo a ganar? Es exactamente el mismo estilo de béisbol que jugamos en Dominicana”.
Su desempeño en la temporada regular con los Toros del Este le abrió la puerta para ser tomado como refuerzo por los Tigres del Licey en la primera ronda. Con ellos disputó la final frente a los Leones del Escogido, una experiencia que recuerda con entusiasmo.
“Fue una locura, probablemente la mayor cantidad de fanáticos frente a los que he jugado”, confesó Johnston. “Cada asiento estaba vendido y el ruido era ensordecedor. Cuando debuté en Grandes Ligas me preguntaron si me intimidó jugar en Boston o en San Luis, pero la verdad es que no, porque ya había estado en estadios con aún más gente. Eso sí, debo reconocer que los más ruidosos son los fanáticos de las Águilas Cibaeñas, especialmente si juegas en primera base o en el right field, porque tienen tema a todo volumen y una banda que no se detiene en todo el juego. Es increíble la pasión que le ponen”.


LIDOM da una enseñanza más allá del terreno
La mayoría de los estadounidenses está acostumbrada a numerosas comodidades desde la escuela secundaria. Muchas universidades cuentan con instalaciones de primer nivel, diseñadas para brindarles las mejores herramientas posibles para su desarrollo como atletas. Esto continúa en las ligas menores y, por supuesto, se eleva al llegar a Grandes Ligas. Jugar en las ligas del Caribe, en cambio, ofrece otra perspectiva sobre los desafíos que enfrentan los peloteros latinos antes de alcanzar el más alto nivel.
Troy Johnston lo reconoce y valora aún más el esfuerzo de los jugadores dominicanos y de otros países latinoamericanos.
“Es un estilo de vida diferente, y todo el que lo ha vivido sabe de lo que hablo. Te abre los ojos lo que ves allá. No es el glamour de Grandes Ligas ni siquiera de las ligas menores en Estados Unidos; es béisbol puro. Es garra, trabajar cada día para mejorar. Es una mezcla de lo clásico y lo moderno: jugadores de Grandes Ligas y muchachos de 16 años intentando firmar y luego ir a jugar a Estados Unidos. Todo eso lo compone. Y sí, de una vez tengo una apreciación mucho mayor de lo que hacen allá, porque realmente viven, respiran y sienten el béisbol”, comentó.
Johnston regresará a su tercera campaña con los Toros del Este, luego del éxito obtenido en la zafra anterior y de la experiencia que le ayudó a dar el salto a Grandes Ligas.
“Ya firmé nuevamente con los Toros del Este y estoy muy emocionado por volver a jugar allá”, nos declaró.