Los actos anticipados de campaña se han vuelto, en la República Dominicana, cada vez más destacados. Algunos precandidatos ven estas actividades como “reuniones con sus seguidores”, pero otros grupos alertan que esto es una infracción oculta de las reglas electorales y que puede acarrear confrontaciones con la Junta Central Electoral (JCE). La división entre la promoción política y la campaña formal se vuelve cada vez más difusa.
En diversas zonas del país, candidatos para posiciones municipales, en el congreso y para la presidencia están involucrados en eventos de apertura, distribuciones de asistencia y visitas a comunidades. En plataformas sociales, sus publicaciones con los colores de sus partidos y menciones sobre la votación fortalecen su visibilidad frente a los votantes, aunque la campaña oficial todavía no haya comenzado.
“Es conocido por todos que estamos en campaña, aunque la normativa indique lo opuesto”, comentan algunos afines partidistas. “Si uno aguarda hasta el tiempo oficial, ya es tarde. Debemos actuar desde ya”.
Echando una mirada a la legislación interna, la Ley 20-23 de Régimen Electoral y la Ley 33-18 sobre Partidos y Movimientos Políticos muestran en concreto los periodos que se permiten para la campaña electoral. No obstante, las ambigüedades en la interpretación permiten que los candidatos lleven a cabo actividades de promoción política como si fueran actividades internas o de la comunidad, lo que complica la capacidad de la Junta Central Electoral para aplicar sanciones.
“Los políticos han descubierto cómo moverse alrededor de las normas: no solicitan el voto de forma directa, pero emplean todos los signos y tácticas de una campaña”, señala algunos expertos en derecho electoral. La JCE generalmente lanza alertas sobre los peligros de estas conductas, pero su capacidad de acción sigue siendo restringida.
La táctica política que se utiliza en los eventos anticipados es clara: obtener más visibilidad y una el más duro posición en la competencia. Aquellos que consiguen acercarse al votante antes que los demás pueden fortalecer su respaldo, obtener recursos y captar la atención de los medios, incluso antes de que inicie la competición formal
No obstante, esta actividad tiene efectos en la sociedad y la democracia. Algunos ciudadanos, expresan su cansancio: “Uno siente que vivimos en campaña siempre. Se dejan saber de promesas, pero todavía faltan meses para las elecciones”. Agrupaciones de la sociedad civil señalan que el gasto anticipado en publicidad beneficia a los candidatos con más recursos y perjudica la igualdad entre ellos.
La continua exposición a mensajes de propaganda también ayuda al agotamiento del electorado y a la falta de confianza en las instituciones. “Cuando la campaña es interminable, los votantes se vuelven más desconfiados y menos activos”, indica un analista político.
Mientras los candidatos realizan movimientos en este avanzado tablero, la JCE se ocupa el reto de implementar una ley que aún no se ajusta adaptarse a la situación política. La democracia en República Dominicana, otra vez, se enfrenta a la tarea de establecer límites al tiempo de los actos organizativos de campaña.
POR JHOAN GABRIEL DÍAZ POPOTERS