
La estructura empresarial de la República Dominicana presenta una característica predominante. La gran mayoría de sus empresas son micro y pequeñas, con un número reducido de trabajadores. De acuerdo con el más reciente Boletín Trimestral del Directorio de Empresas 2025 de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), el 80.5% de las compañías formales registradas cuentan con menos de 10 empleados.
Esta realidad refleja la importancia de la microempresa en la economía nacional y los desafíos que supone en materia de productividad, empleo y competitividad.
Un tejido empresarial dominado por microempresas
En el segundo trimestre de 2025, el país alcanzó 124,131 empresas empleadoras formales. Dentro de este universo, la mayoría se concentra en el rango de 1 a 10 trabajadores. En contraste, solo el 1.3% corresponde a grandes empresas con más de 150 empleados.
La concentración en unidades de pequeña escala no es un fenómeno aislado. En América Latina, los micro y pequeños negocios son un pilar económico. Sin embargo, en República Dominicana el peso porcentual es aún más marcado. Esto evidencia la capacidad de estas organizaciones para generar empleo e impulsar el comercio local. También revela limitaciones estructurales en áreas como acceso al crédito, innovación tecnológica y capacidad exportadora.
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Concentración geográfica y sectores más representativos
El mapa empresarial dominicano muestra una fuerte concentración en las grandes urbes. El Distrito Nacional, Santo Domingo y Santiago lideran en número de empresas registradas. Esto subraya la centralidad de estas ciudades como polos económicos.
En cuanto a sectores, el comercio encabeza la lista con un 32% del total de empresas. Le siguen actividades de servicios y manufactura ligera. El predominio del comercio confirma el carácter de economía orientada al consumo y al abastecimiento interno. En este contexto, muchas microempresas funcionan como colmados, pequeños talleres, negocios familiares o emprendimientos de servicios básicos.
Implicaciones en el mercado laboral
Aunque las microempresas concentran la mayor proporción de empleadores, su capacidad de absorción laboral es limitada frente a las compañías medianas y grandes. Según la ONE, el promedio de empleo formal en el segundo trimestre de 2025 fue de 2,555,391 trabajadores, una cifra ligeramente inferior al mismo período de 2024.
El dato resalta que, aunque la cantidad de empresas aumenta, la mayoría no genera puestos de trabajo significativos. En términos prácticos, esto implica que la economía dominicana depende de un entramado de negocios vulnerables. Estos pueden cerrar con mayor facilidad en contextos de crisis, lo que afecta la estabilidad del mercado laboral.
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Retos y oportunidades para el futuro
El hecho de que ocho de cada diez empresas tengan menos de 10 empleados plantea varios retos estratégicos:
- Formalización y sostenibilidad: muchas microempresas tienen dificultades para cumplir con regulaciones fiscales y laborales.
- Acceso a financiamiento: la falta de historial crediticio o garantías limita la posibilidad de crecer.
- Innovación y digitalización: en un mundo cada vez más tecnológico, los pequeños negocios necesitan apoyo para adoptar herramientas digitales que aumenten su competitividad.
No obstante, esta estructura también abre oportunidades. El dinamismo emprendedor dominicano es una señal de resiliencia y creatividad. Con políticas adecuadas, podría convertirse en un motor para la diversificación productiva y el desarrollo territorial. Incentivar la capacitación, promover clústeres sectoriales y fortalecer la cultura de la formalidad son pasos clave para transformar la abundancia de microempresas en un verdadero ecosistema de negocios sostenible.
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