
La expiración del programa comercial HOPE/HELP, que durante casi dos décadas permitió exportaciones libres de aranceles de prendas de vestir desde Haití hacia Estados Unidos, amenaza con desmantelar la principal industria del país, responsable del 90% de sus exportaciones, según reportó The Wall Street Journal (WSJ).
El acuerdo, vigente desde 2006 y ampliado tras el terremoto de 2010, atrajo a fabricantes estadounidenses de ropa y generó decenas de miles de empleos en el país más pobre del hemisferio occidental. Bajo su amparo se producía vestimenta para marcas como Hanes, Calvin Klein, Gap y Victoria´s Secret.
Con la conclusión del régimen preferencial este miércoles, los importadores estadounidenses de ropa haitiana deberán pagar aranceles de entre 20% y 30%, además de un “arancel recíproco” del 10% aplicado por la administración de Donald Trump. El encarecimiento elimina la competitividad de Haití frente a productores de Asia.
En el parque industrial Codevi, en la frontera con República Dominicana, se concentra la mayor parte del sector: unas 18,000 de las 26,000 plazas existentes.
“Sin esos empleos, veremos más personas en las calles, más personas atraídas por el crimen y las pandillas”, advirtió Fernando Capellán hablando al WSJ, presidente del complejo, citado por el diario estadounidense.
Un retroceso estructural
El sector textil llegó a ocupar 60,000 trabajadores en 2021. Pero la violencia, la crisis política y la incertidumbre sobre la continuidad del programa ya habían reducido su tamaño.
En el parque de Caracol, en el norte del país, que se inauguró en 2012 con US$300 millones en financiamiento de Estados Unidos y organismos multilaterales, hoy solo quedan unos 2,000 empleos de los miles previstos.
Empresarios haitianos advirtieron que el cierre masivo de plantas en el noreste del país acentuará la pobreza y fomentará el reclutamiento por parte de bandas armadas. “Lo que mantiene la seguridad son los empleos”, afirmó Maulik Radia, de la Asociación de Industrias de Haití.
Consecuencias regionales
Analistas temen que el desplome de la industria impulse nuevas olas migratorias, tanto hacia la República Dominicana como en frágiles embarcaciones hacia otros países. “El futuro de Haití y la seguridad de Estados Unidos dependen de ello”, advirtió la congresista Sheila Cherfilus-McCormick (D-Fla.), al pedir que se mantuviera el programa.
Pese a los reclamos, la Casa Blanca reiteró su prioridad en devolver manufactura a territorio estadounidense. “No estoy buscando hacer camisetas ni calcetines”, dijo el presidente Trump en mayo, al descartar la continuidad del esquema preferencial.