
La inclusión ha tomado relevancia en los últimos años. No se trata de un “check list”, sino de un proceso que garantiza derechos y oportunidades para todas las personas. Las empresas están conscientes de eso, las cuales buscan contribuir de manera activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental, al tiempo que incrementan su productividad.
Emely Madera culminó sus estudios secundarios, sin embargo, no conseguía trabajo debido a que no tenía experiencia en el mercado laboral y tampoco contaba con preparación técnica. Ella es una de las beneficiarias del programa del Centro de Desarrollo Integral de la Mujer (CEDI Mujer), desarrollado por el Gabinete de Política Social y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Gracias a un acuerdo con la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores), pudo prepararse en la carrera de Operaciones auxiliares de alimentos y bebidas. de una vez realiza su pasantía. “Ya tengo un propósito. Descubrí mi pasión por la gastronomía y por el mundo del turismo”, cuenta, durante la Exposición Comercial 2025, en Punta Cana.
Ysibeli Rosa es otra joven que encontró propósito. Quedó embarazada a los 19 años y aún no había terminado sus estudios secundarios, no obstante, el fruto de su vientre se convirtió en el impulso para hacerlo.
Su abuela fue de gran ayuda, cuando el niño nació, ya que lo cuidaba mientras ella se formaba a través de esta iniciativa. No solo la culminó, sino que de una vez está haciendo una pasantía.
Oportunidades
De acuerdo con la titular de CEDI Mujer, Ana Lendor, en ese espacio se ofrecen más de 50 servicios en ocho áreas de atención a mujeres y adolescentes que se enfrentan a desafíos como el desempleo, el embarazo adolescente, la violencia, la pobreza, así como la deserción escolar.
Lendor señaló que, aunque las áreas de atención incluyen atención a las usuarias, gestión de casos, violencia, gestión emocional con psicólogas, así como crianza positiva, la primordial es la autonomía económica.
Las mujeres beneficiarias de esta iniciativa se capacitan durante seis meses en áreas con demanda laboral tales como hostelería y restaurantes. También reciben capacitación en empoderamiento, habilidades para el empleo, tecnología e inglés.
Asimismo, reciben servicios de salud que incluyen medicina general, medicina familiar y ginecología.
Campo conecta
Esta no es la única iniciativa social de Asonahores, sino que están los programas Campo Conecta, en colaboración con Supérate y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); así como Inclusión Laboral, con la participación de la Fundación Futurum Educandi.
Rodrigo Castañedas, representante de la FAO en República Dominicana, expresó que Campo Conecta busca mejorar las condiciones de vida de los pequeños productores agrícolas al conectarlos directamente con el mercado turístico formal. Además, les facilita el financiamiento y el acompañamiento técnico.
En lugar de vender a intermediarios, de acuerdo con Castañedas, este programa les permite a los agricultores vender sus productos a grandes cadenas de hoteles y restaurantes como Wendy’s, Pizza Hut, Applebee’s y Hilton.
“Eso genera un mercado seguro para ellos, aumenta su salario y su seguridad alimentaria”, afirmó al tiempo de agregar que hay familias que han pasado de un salario de RD$5,000 a RD$41,000.
Castañedas aseguró que por tratarse de un modelo que se basa en la tecnología, la asistencia técnica y la conexión directa con el mercado, el campo se convierte en una actividad económica viable y atractiva, incluso para los jóvenes.
De su lado, la directora de Articulación de Supérate, Míriam Batista, destacó la importancia de las casas sombras, que consisten en unidades productivas que permiten un ambiente de producción controlada gracias a la tecnificación.
“Tenemos en operación 36 casas sombras a nivel nacional, donde impactamos 370 agricultores de manera directa, mientras que de forma indirecta son beneficiadas cerca de 1,000 familias. Esto se debe a que la logística de empaque y transporte de los productos crea empleos y oportunidades para muchas otras personas.
Discapacidad
El proyecto de Futurum Educandi busca formar a personas con discapacidad en el sector de la hostelería. Fue impulsado por la necesidad de darles una oportunidad de desarrollo profesional y laboral en la industria.
El programa, que dura entre 12 y 18 meses, prepara a los estudiantes en áreas como camarería, coctelería y atención al público. Tiene una fase de pasantías que asegura la inserción laboral. Hay 120 personas en espera.