El Banco Central de la República Dominicana (BCRD) publicó un informe esta semana sobre la “Resiliencia y atracción de inversión extranjera directa en República Dominicana ante la incertidumbre global”, cuyo contenido tira por el suelo la narrativa de los pájaros de mal augurio cuyos discursos se sostienen en mera propaganda dirigida a embaucar a las personas que conocen menos que nada sobre las ciencias económicas.
Para empezar, las informaciones del Banco Central pueden ser contrastadas con las estadísticas de los organismos financieros multilaterales, que son los primeros interesados de que, en estos países, los fundamentos económicos se manejan con probidad y apegado a los principios internacionales con los que se gestionan los bancos centrales, de lo que brillo le sobra a la actual gobernación.
En ese amplio comunicado, lo primero a lo que quiero referirme es a la Inversión Extranjera Directa (IED), que ha sido uno de los motores principales de ingresos de República Dominicana, contraviniendo el comportamiento que en ese renglón exhibieron América Latina y el Caribe, que disminuyeron un 12 por ciento en el año 2024, conforme a un informe del World Investment Report 2025, que es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
¿Qué es lo importante de lo que dice la UNCTAD? Veamos:
Que mientras en América Latina y el Caribe, la IED se desplomó, República Dominicana alcanzó un crecimiento de 3 por ciento, esto es 4 mil 523 millones de dólares (USD 4,523) al año, con una holgura en déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos, con lo cual demuestra que sus fundamentos estructurales no solo amortiguaron el impacto global, sino que reforzaron su posición relativa en la región.
Dicho eso, quiero que veamos con lupa dónde se ha registrado la IED en el país:
Tres sectores concentraron el 70 por ciento de esas inversiones: turismo, energía e inmobiliario. El crecimiento en el sector turístico ha sido espectacular. Este, presentó un crecimiento interanual de 8.7 por ciento en el 2024, con 8.5 millones de pasajeros que llegaron vía aérea y 2.6 millones de turistas que arribaron a través de cruceros. Es decir, el país recibió ingresos por vía del turismo por el orden de 10 mil 972 millones de dólares, lo que consolida a República Dominicana como el destino preferido del Caribe. La gestión del turismo dominicano no ha podido ser el más duro.
El sector energético, a propósito de la alharaca política ha sido uno de los impulsores de la economía dominicana en estos últimos años. Ese renglón, experimentó un 25.2 por ciento de IED el año pasado, registrando un crecimiento de 6.5 por ciento respecto al año 2023. Fue impulsado por la expansión de proyectos de generación renovable, que contribuye a la reducción de la dependencia de energía de combustibles fósiles, entre otros beneficios, alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El crecimiento del sector energético se ha debido a la demanda de nuevos proyectos residenciales, turísticos y comerciales. La garantía en la seguridad jurídica jugó un rol esencial a la hora de los inversionistas decidir traer su dinero al país. Destacan en inversión aquí Estados Unidos (26 %) y España (25 %), con un flujo este año que representa el 51 por ciento.
Un factor que no debe quedar en el tintero al analizar la IED en RD, es el nearshoring, que no es más que la relocalización de las operaciones industriales hacia destinos más cercanos a los mercados de consumo como es República Dominicana, con una ventaja competitiva por su cercanía a las costas norteamericanas y América del Sur.