
Los representantes políticos centroamericanos participaron del foro de la ONU y alzaron la voz para expresar sus principales preocupaciones y sugerencias para la resolución de las problemáticas globales. Luis Abinader (República Dominicana) y Bernardo Arévalo de León (Guatemala) hicieron hincapié en la necesidad de la colaboración transnacional para enfrentar los conflictos de sus naciones.
Entre algunas de las temáticas abordadas, los líderes hicieron alusión a la crisis humanitaria de Haití, la migración y los conflictos bélicos vigentes. También utilizaron su tiempo para implorar por políticas de protección ambiental.
Preocupación por Haití
El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, reclamó apoyo para palear la “crisis multilateral” de Haití y los riesgos que representa para su nación. El mandatario denunció la proliferación de bandas criminales y la escalada de violencia en el país vecino, que impulsó el desarrollo de políticas de seguridad para proteger la República.
Sin embargo, remarcó en la necesidad de orquestar una estrategia internacional conjunta, para abarcar todas las aristas de la problemática. Abinader hizo un llamado al Consejo de Seguridad de la ONU para el tratamiento de la resolución presentada por Panamá y EE.UU., que busca reforzar la intervención de la MSS ( Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad) en pos del restablecimiento del equilibrio en Haití.
Asimismo, se reservó el derecho de sostener el estricto control en las fronteras de su país, para garantizar la regulación del flujo migratorio en plena crisis.
La paz, un asunto de colaboración
Bernardo Arévalo de León, mandatario de Guatemala, comenzó su exposición recitando un mensaje en lengua aborigen, haciendo honor a las raíces de su nación. Desde su lugar, y apelando a las costumbres pacifistas de los pueblos originarios guatemaltecos, el mandatario llamó a la paz e izó la bandera de la política multilateral.
En el contexto actual de crisis, el referente señaló la evidencia del fracaso de la humanidad en la búsqueda de la solidaridad y la justicia, y la gravedad de haber puesto en manos del poder la ciencia y la tecnología. Asimismo, advirtió la falta de acuerdos internacionales sólidos, que limiten el avance de las grandes naciones sobre los pueblos.
Con esta introducción, Arévalo se posicionó respecto al conflicto Israel-Palestina y la guerra en Ucrania, y dejó en claro que la prioridad siempre será la solución de paz. Por ello, invitó a promover el reconocimiento del Estado palestino y a poner freno a la invasión de Rusia. Además, instó a los pueblos del mundo a priorizar la humanidad como rasgo empático, tanto como la seguridad y la paz internacional.
Crítico con el tablero internacional actual, que privilegia a las potencias y a los países desarrollados, exigió que la estructura del siglo XX no se replique en esta época de la historia, y que las naciones puedan crear una nueva dinámica de relación que excluya la dominación violenta. “Debemos luchar por ser una comunidad de humanos unidos que cuidan la vida en todas sus formas”, concluyó.
En defensa de la naturaleza
Abinader hizo referencia al cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación como una “triple crisis”, que en su país se ve reflejada en el sargazo, fenómeno oceánico que pone en riesgo la fauna y la flora marinas. Desde su nación, abogó por la protección de los mares para prevenir el perjuicio de la naturaleza.
Mientras que, para Guatemala, el cambio climático “es la mayor amenaza existencial” que asola a la humanidad entera. Y, para combatirlo, las alianzas son esenciales. Como ejemplo de ello, Arévalo destacó el trabajo articulado con México y Belice para proteger la Gran Selva Maya, pulmón verde continental.
Y, aunque reconoció que Guatemala no está primera en el ranking de emisión de carbono, el país se hace responsable con políticas nacionales y pactos internacionales de proteger el medioambiente.