Colombia Petrificada | EL PAÍS América Colombia



Si usted revisa las definiciones que la Real Academia de la Lengua Española (RAE) le reconoce a la palabra ‘petrificar’ encontrará tres acepciones. La primera hace referencia al hecho de convertir algo en piedra, la segunda es el proceso de endurecer algo hasta el punto de que quede duro como una piedra, la tercera indica que dicho verbo sirve también para indicar que alguien queda inmóvil por cuenta del asombro o el terror que algo le ha producido. Esta última es aquella que sirve para ilustrar la petrificación de Colombia, no solo porque nuestro actual presidente es Petro y, por ende, todo lo que él hace tiende hacia la ‘petrificación’ del país, sino que además esa situación de inmovilidad por asombro o terror es lo que día a día estamos viviendo todos los colombianos.

Colombia está petrificada ante la crisis energética que ojalá no se produzca, pero que sigue siendo motivo diario de conversación en todos los rincones de Colombia. ¿Qué es culpa del fenómeno de El Niño? Eso es innegable. Pero que desde hace muchos meses se pudieron tomar medidas de alto impacto para evitar la amenaza del apagón también es algo que no se puede negar. El país vive petrificado ante la posibilidad de revivir lo que ocurrió hace 30 años. Y las respuestas sin soluciones o alternativas desde el Gobierno nacional son un sinónimo del proceso de petrificación a la Petro.

Aunque para los congresistas del Pacto Histórico la realidad que se vive en muchos lugares del país no es más que un relato de los diabólicos medios y la infame oposición, la realidad es que en departamentos como Nariño, Cauca, Valle, Caquetá, Arauca, Casanare, Córdoba, Sucre y Chocó la violencia por cuenta de los grupos armados ha petrificado a miles y miles de personas. Así como pareciera que las fuerzas militares estuviesen petrificadas, pues de los golpes contundentes a los violentos que antes eran pan de cada día, ahora las noticias son las mismas de hace 18 años. Ese mismo tiempo que nos separa de la elección de Álvaro Uribe, quien resultó electo por un país aburrido de esa situación. ¿Nos llevará la petrificación a que en dos años la historia se repita?

Petrificado está el sistema de salud, con sus EPS intervenidas, las farmacias que no dispensan y las citas médicas cada vez más lejanas. Petrificado está Ecopetrol por cuenta de un gerente elegido en un proceso de cazatalentos manipulado y hoy a punto de enfrentar a la justicia por cuenta de la falta de transparencia en negocios suyos y de su pareja, así como en el manejo de la contabilidad de la campaña Petro. Petrificada está la construcción porque aunque desde el Ministerio de Vivienda insisten en que ese sector ya está tomando nuevos bríos, las últimas cifras del gremio dicen todo lo contrario. Y así podríamos seguir enumerando ejemplos de lo petrificada que está Colombia: pasaportes petrificados, desarrollo vial petrificado, ciencia petrificada, inversión petrificada, metro de Bogotá petrificado…

Todo está tan, pero tan petrificado que ahora tendremos cada año un día nacional de la petrificación que se celebrará cada tercer viernes de abril. Y la apuesta del presidente es petrificar aun más a Colombia sumiéndola en el incierto mundo de la confrontación entre compatriotas con ese llamado a que las manifestaciones del 1 de mayo sean más imponentes que las que hizo ayer la oposición. ¿No era él un presidente para todos? Bueno, no será el primero en llegar a la Casa de Nariño con esa falacia, al menos eso hay que reconocerle. Así como tal vez algún día la RAE reconozca una nueva acepción para ‘petrificar’ inspirada en la obra de Gustavo Petro.

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