Claudia Sheinbaum ha logrado, desde que ganó las elecciones presidenciales, mantenerse en el foco de atención todos los días. Entre las conferencias de prensa casi diarias que ha establecido y los nombramiento semanales de su equipo de Gobierno, ha logrado cautivar las cámaras y los micrófonos, dispuestos a escuchar lo que tiene que decir la futura presidenta sobre lo que sea que pase en el país. La virtual presidenta se divide estos días los titulares con el omnipresente Andrés Manuel López Obrador, que ha marcado casi a diario la agenda en el último sexenio. El goteo de nombramientos del próximo Gabinete tiene este jueves un nuevo capítulo. El equipo de Sheinbaum ha adelantado a EL PAÍS que podría no incluir a carteras poderosas como la Secretaría de Gobernación o las relativas a seguridad, que han despertado gran expectativa. Aún quedan por definir a los titulares de algunas secretarías de Estado, como Educación, Cultura, Trabajo, Bienestar o Turismo.
Las designaciones previstas para este jueves conforman un tercer paquete. El primer nombre que Sheinbaum adelantó fue el de Rogelio Ramírez de la O al frente de Hacienda. Una señal para calmar los mercados, luego de que Morena arrasara en los comicios del 2 de junio e hiciera caer el peso con la aplanadora en el Congreso y el Senado. Hace dos semanas, la presidenta electa eligió a sus próximos seis miembros de Gabinete, al confirmar a Juan Ramón de la Fuente en Cancillería; Marcelo Ebrard en Economía; Alicia Bárcena en Medio Ambiente; Julio Berdegué en Agricultura; Ernestina Godoy en la Consejería Jurídica; y a Rosaura Ruiz en la nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación. Posteriormente, y manera suelta, designó a José Merino como titular de una nueva Agencia de Transformación Digital.
El jueves anterior, hace siete días, Sheinbaum presentó a cinco nuevos miembros de su Gabinete. Colocó a Raquel Buenrostro en Función Pública; Edna Elena Vega Rangel en Desarrollo Territorial y Agrario; Luz Elena González Escobar en Energía; Jesús Antonio Esteva en Infraestructura, Comunicaciones y Transportes; y David Kershenobich en Salud. Todos los nombramientos hechos hasta el momento han ido en línea con la paridad de género y han buscado ser un buen balance entre la experiencia en la materia de los elegidos, con su lealtad al movimiento político y el compromiso con la función pública. Las nominaciones han sido además un guiño de continuidad con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, al rescatar funcionarios del Gabinete elegido por el presidente.
Pese al avance que ha hecho Sheinbaum de los 13 nombres, el interés está volcado en una de las carteras más fuertes, la Secretaría de Gobernación, que las quinielas cantan que podría quedar en manos de la actual secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, o el presidente nacional de Morena, Mario Delgado. La expectativa también está puesta en quiénes lideraran las dependencias a cargo de la seguridad, uno de los temas que se prevé más importante en el próximo sexenio. Sobre quienes liderarán estas secretarías, la presidenta electa no ha querido adelantar nombres y ha especificado que las designaciones tanto de la Marina como la Secretaría de la Defensa serán realizadas más cerca de su toma de posesión el 1 de octubre.
El goteo de los nombramientos ha provocado que el interés sobre el equipo de Sheinbaum se mantenga de manera constante, posiblemente a lo largo de los próximos meses. La presidente electa ha esquivado victoriosamente las preguntas ansiosas de la prensa sobre el futuro de las carteras. “Lo hablaremos mañana” dijo este miércoles al ser consultada sobre los próximos nombres. La heredera de López Obrador ha comenzado ya a dibujar su propia línea, y a marcar su propia agenda cada día. Un espacio que se disputan el actual mandatario y su sucesora, por lo menos hasta el cambio de gobierno.
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