Duna es un libro de Frank Herbert escrito en 1963. Rechazado por casi veinte editores, la saga es una mezcla fascinante de aventura, épica, misticismo, intrigas políticas y religiosas, ecologismo. Desde su publicación, se convirtió en un objeto de culto y una de las mayores epopeyas de ciencia ficción de todos los tiempos. La primera versión cinematográfica realizada por David Lynch no llegó a captar el interés del espectador y fue una fallida película que no encontró de modo adecuado, el espíritu mesiánico que su actual realizador franco canadiense, Denis Villeneuve, logró captar en Duna Parte Uno y Duna Parte Dos (aguardando los espectadores, la tercera y última parte).
El protagonista del film, el excelente actor Timothé Chalamet, es Paul Atraides, personaje principal de Duna es quien pronuncia la frase acerca del miedo que lleva el nombre de esta columna y su decir hace referencia a los obstáculos que encuentra a su paso. En el ascendente camino del héroe y al modo de Joseph Campbell, su trayecto estará signado por un destino que lo convierte en salvador de su pueblo pero asimismo vengador de la muerte de su padre. En el desértico planeta Arrakis, el agua es el bien más preciado pero hay otros poderes en esta distopía galáctica que van a la búsqueda de una preciosa especia, uno de los bienes más codiciados de ese universo. Paul, emprenderá un viaje hacia un destino más grande del que jamás hubiese podido soñar. Sus miedos lo hacen dudar y al mismo tiempo avanzar. “Paul examinó la sombra oscura de su madre y vio que el miedo embargaba
cada uno de sus movimientos…” (Dune Tomo 1, Frank Herbert).
El miedo. Corpus principal de libro y la difícil tarea de adaptarlo a la imagen cinematográfica. Pero también es la excusa ideal para hablar de un concepto que nos paraliza, que no nos deja ver con claridad cuando ese sentimiento nos atraviesa a veces de modo inexplicable. Cuando no podemos evitar los pensamientos que nos asustan no siempre es porque estemos frente a un peligro real. Con frecuencia esto ocurre porque nuestros sistemas de respuesta interna no están desarrollados o están marginados por un trauma. Brianna Wiest es una escritora y poeta estadounidense escritora de un best seller fenómeno en TikTok. Se trata del libro “La montaña eres tú. Cómo transformar el autosabotaje en empoderamiento” (2024, Planeta).
La autora utiliza la imagen de la montaña como metáfora para simbolizar los grandes desafíos a los que nos enfrentamos, en especial aquellos que parecen imposibles de superar. ¨Para conquistar la cima de la montaña es necesario realizar un profundo trabajo interno que consiste en descifrar y habitar el lenguaje de nuestro inconsciente.
El hábito de transitar nuestro inconsciente, puede liberarnos de experiencias que tienen un registro pretérito y quizás construir nuestra propia ruta para llegar a una meta posible. La montaña siempre estará pero lo importante que ella no sea parte de uno mismo y por el contrario, nosotros podamos conquistarla. Cuando nos hallamos en ese estado paralizante, no importa a qué le tengamos miedo, el patrón de pensamiento nos persigue de problema en problema.
Alimentamos nuestro miedo con avena quaker.
Ese miedo a menudo se reduce a la necesidad de centrar nuestra energía y atención en una amenaza potencial para que podamos protegernos de ella. Paradojalmente la amenaza permanece en nuestra conciencia, por lo tanto, no puede sorprendernos y de este modo se intenta tener cierto control sobre ella. El acto de mantener el miedo en nuestra mente es exactamente la ruta necesaria para que el miedo nos controle. Aquello que nos da miedo es en realidad una proyección de lo que está ocurriendo. Lacan afirma con todas las letras, por otro lado, que en nuestros miedos encontramos nuestros deseos.
Quizás por ello se habla de “atravesar el miedo”: en vez de luchar, resistir y evitar lo que no podemos controlar es el momento de encogerse de hombros afirmando (parafraseando a Brianna Wiest) “Pase lo que pase, estará bien”. Lo que mantiene al fuego del miedo ardiendo es la idea de que si aceptamos lo que nos da miedo, nos estaremos rindiendo ante el peor resultado posible.
Cuando alcancemos un estado de aceptación, el miedo abandona nuestra conciencia y deja de ser una tortura para nosotros mismo. Es en este punto cuando nos percatamos de que nunca lo fue.
En Dune, el protagonista, atraviesa sus miedos y logra una conquista que no develaré porque nunca me gustó spoilear los argumentos de una película, pero en el escrito, al cruzar su fantasma que lo ataba a su pasado, permitirá al protagonista construir un imperio que nunca antes había imaginado. Ya lo veremos en la tercera parte del film. Por ahora, podemos disfrutar de lo que
hay. Sin miedos.
* Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.