Elecciones Estados Unidos: Desconfianza, desilusión y desencanto: la abstención lastra el voto latino


Antes de mudarse al Estado de Maryland, donde reside, Jorge Velázquez solía votar en Puerto Rico, su lugar de nacimiento. Desde que salió de allí, hace más de una década, no lo ha vuelto a hacer. A sus 33 años, trabaja en una barbería en Takoma Park, Maryland. “No voto porque no creo que ningún candidato me favorezca. Biden no tiene fama de trabajar por los latinos y Trump es antiinmigrante”, dice. Su mujer es salvadoreña y desde hace un año está en proceso de regularización, pero sabe que hay compatriotas que llevan más de una década esperando a tener sus papeles en regla. Tampoco cree que el trámite avance sea quien sea el ganador. Velázquez vive de espaldas a la política y no hay ningún mensaje que le haga cambiar de opinión.

Mural invitando al voto "Vote Like Your Life Depends On It'
Un mural que promueve el voto con la leyenda “Vota como si tu vida dependiera de ello” en Michigan, el martes 27 de febrero de 2024.Getty Images

El caso de Jorge no es aislado. Hay un alto índice de abstención entre los latinos, sobre todo entre los jóvenes. Cada 30 segundos un latino cumple 18 años, la edad legal para votar, y en unos comicios que se pronostican muy reñidos pueden determinar quién será el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Más de 36 millones de hispanos tendrán derecho al voto, cuatro millones más que en 2020. La legislación electoral de Estados Unidos requiere que todos los votantes estén registrados y ahí es donde aparece el primer escollo. Un 72% de todos los electores se registró para votar en 2020; entre los ciudadanos blancos no hispanos, lo hizo un 74%, mientras que solo un 61% de los latinos realizó ese trámite.

Bonard Molina García, abogado de 44 años que reside en el área metropolitana de Washington, percibe el desencanto entre los jóvenes. “Es necesario que voten, pero están desilusionados, desconectados de la política. Son votos en potencia, pero no entienden la importancia de votar”, explica Molina, nacido en México y con nacionalidad estadounidense. Su hijo Lucas, de 19 años, ya se ha registrado y votará por primera vez este año.

Varias organizaciones se dedican a promover el voto entre los latinos. Con visitas a domicilio, anuncios en medios de comunicación, redes sociales o puestos en lugares de reunión, les informan, muchas veces en español, de cómo registrarse y de cuáles son sus derechos. “Les hacemos entender que aquellas comunidades que tienen alto índice de votación son las que disponen de mejores recursos, mejores escuelas, hospitales. También intentamos romper uno de los mitos que puedan tener de sus países de origen, donde piensan que el proceso electoral no impacta en sus vidas”, dice Frankie Miranda, presidente de la Federación Hispana. Este año, se apuntó una victoria cuando un juez federal bloqueó una ley en Florida que multaba con 50.000 dólares a las personas que sin ser ciudadanas registraran a otras para votar. Muchos de los voluntarios con los que trabajan solo tienen permiso de residencia y la ley tendría un impacto negativo en el registro de los latinos.

La identificación

La falta de información y la desconfianza en las autoridades en un sistema que históricamente ha menospreciado a las minorías desincentivan al hispano a registrarse. “No quieren dar información porque tienen miedo de que se haga pública y les perjudique”, apunta Ameer Patel, director de programa de Voto Latino, organización enfocada en estimular el voto entre los jóvenes que tiene como objetivo registrar a medio millón de hispanos antes de noviembre.

Campaña demócrata en las votaciones de Wisconsin
Trabajadores de la campaña demócrata se comunican con los votantes desde la sede del partido en Wisconsin el 25 de abril de 2024. Getty Images

El proceso de registro suele ser sencillo: rellenar un formulario con el nombre, los apellidos y el domicilio. Se puede realizar en línea, por correo o en persona. Pero en 21 Estados requieren una identificación con foto, entre ellos Georgia, Alabama, Florida y Carolina del Norte. En este último, la Asociación Nacional por el Avance de la Población de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) ha llevado a juicio la ley que impone este requisito por entender que se implantó con una intención discriminatoria contra los afroamericanos y los latinos, ya que existe el doble de probabilidades de que carezcan de ella que entre los blancos no hispanos.

“Una de las formas más comunes de identificación con foto es la licencia de conducir, pero muchos no la han sacado, sobre todo si viven en áreas urbanas, porque no disponen de coche”, critica Angélica Razo, directora de programa y campañas del voto latino de Mi Familia en Acción. Otra forma de identificarse es el pasaporte, “pero no todos lo tienen, pues también requiere un gasto”, añade. Texas es otro Estado donde se exige la foto; es también el que tiene la mayor concentración de latinos, con un 32% del total. En el Estado sureño no sirve para registrarse un carnet de estudiante, pero sí una licencia de armas de fuego.

Sus defensores justifican el requisito de identificación porque minimiza el fraude. “Votar sin la identificación daña el sistema electoral”, afirma Daniel Garza, presidente del Instituto Libre. En su opinión, quienes abogan por lo contrario “demonizan a los republicanos diciendo que quieren reprimir el voto latino, pero es mentira”, asegura.

Su organización forma parte de la campaña Vota Conmigo, que este mes ha lanzado la cadena de habla hispana Univisión para promover la participación de los latinos y a la que se han sumado varias entidades de posturas políticas opuestas. “No se trata de política, se trata de empoderar la voz del latino”, subraya Teri Arvesu, responsable de la campaña. Ricky Martin, Luis Fonsi y Roselyn Sánchez participaron en anuncios anteriores y la cadena está en el proceso de reclutar otros famosos.

Otra de las trabas que ponen algunos Estados es la imposibilidad de votar por correo. Muchos latinos no pueden abandonar su trabajo y aguantar colas largas para ejercer su derecho. Celia Salmerón, salvadoreña de 54 años que trabaja como peluquera en las afueras del Distrito de Columbia, no votó en las últimas elecciones. Lleva 41 años en Estados Unidos y 20 como ciudadana. “Nunca tuve tiempo para ir. Es más fácil si lo mandan por correo, no tiene uno que estar aguantando tanta fila”, afirma.

Las organizaciones latinas se quejan de que en las áreas de residencia de minorías hay menos lugares para votar y las colas pueden ser de varias horas. Por ello, han sido muy polémicas leyes como la de Georgia, que prohíbe ofrecer agua o comida a quienes esperan su turno para votar. En ocho Estados, entre ellos California y Nevada -donde un 33% y un 22% de los electores son latinos, respectivamente-, la boleta se recibe por correo sin necesidad de pedirla.

Flavia Rodríguez, en su negocio de cosméticos y nutrición en Maryland.
Flavia Rodríguez, en su negocio de cosméticos y nutrición en Maryland.Patricia Caro

Para que la participación entre los latinos mejore, además de salvar trabas logísticas, es necesario que se sientan parte de la sociedad. Flavia Rodríguez, mexicana de nacimiento, regenta un negocio de cosméticos y nutrición en Langley Park, Maryland. A pesar de que ha vivido 29 de sus 51 años en Estados Unidos denuncia la discriminación que ha sufrido su familia. Asegura que el trato empeoró durante la presidencia de Donald Trump y que sus hijas “sufrieron en la escuela por tener apellidos hispanos”. ”En la biblioteca los compañeros les preguntaban si trabajaban en la limpieza”, recuerda. Aunque ella afirma haber votado en 2020 por Joe Biden, opina que en la cultura latina no está hacer valer su voto: “Sentimos que no es importante, por eso no votamos. También porque no sabemos qué está pasando, estamos enfocados en sobrevivir”.

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