José Ismael Peña: “No puedo dar un paso al costado, está en juego la autonomía universitaria”



La Universidad Nacional de Colombia atraviesa un momento difícil, con un paro estudiantil que incluyó la toma de un edificio, amenazas e intimidaciones. La tensión no cesa desde que el Consejo Superior designó como nuevo rector a José Ismael Peña (Marinilla, Antioquia, 62 años), profesor desde hace más de tres décadas, para relevar a Dolly Montoya, la primera mujer en ocupar ese despacho en 150 años. En la consulta que precede a la decisión, el favorito de estudiantes, docentes y egresados entre los cinco finalistas había sido Leopoldo Múnera, con 34,4% de los votos, frente al 8,3% que obtuvo Peña, vicerrector de la sede Bogotá durante la administración saliente. Ingeniero en sistemas por la propia Universidad Nacional con un doctorado en Ciencias de Gestión de la Universidad de Grenoble (Francia), se propone dialogar con los estudiantes inconformes y discutir cambios en el proceso de designación. “Estoy seguro de que voy a tener pronto un grado de gobernabilidad adecuado”, afirma en esta conversación con EL PAÍS.

Pregunta. Usted lleva 32 años como profesor de la Universidad Nacional, ¿recuerda un proceso de cambio de rector tan tenso como este?

Respuesta. Siempre ha habido tensiones en los cambios de rector, desde que conozco el proceso. Antes de la Constitución del 91, al rector lo nombraba el presidente de la República. El momento más tenso que vi fue cuando el profesor Víctor Manuel Moncayo no fue designado rector [en 2003], y pasó algo muy parecido a lo que estamos viviendo. El elegido, el profesor Marco Palacios, un académico muy importante, estuvo cerca de tres meses con escoltas, porque lo amenazaron de muerte.

P. De vuelta al presente, ¿qué se necesita para calmar los ánimos en la Universidad Nacional, tras un proceso de elección que ha tenido incluso intimidaciones y amenazas?

R. Mi principal herramienta será crear mesas de diálogo. Nos toca trabajar con los estudiantes que no están conformes. Yo soy muy institucional. Soy profesor, y para mí es importante que un estudiante o una estudiante comprenda la importancia del respeto a la norma, del respeto al semáforo. Es fundamental para que un Estado de derecho se pueda consolidar. Es natural también que en una sociedad como la nuestra haya personas a las que no les guste una norma, o se sientan incluso perjudicadas por ella. En ese caso, nos debemos sentar a conversar cuál debería ser la nueva norma.

P. ¿Está de acuerdo en cambiar el mecanismo de elección del rector?

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R. Tenemos que ponerlo a discusión. Si en los últimos 20 años ha sido motivo de discusión, pues hay que revisarlo. Podemos discutir colectivamente cuáles son las mejores formas de gobierno universitario. Es necesario revisar y actualizar muchas normas en la Universidad, no solo esa.

P. ¿Qué responde a los que tildan de ilegítima su designación?

R. Cuando uno está convencido de que la consulta debería ser el único elemento para designar un rector, de cualquier persona que no gane la consulta se dice que es ilegítimo, como ha pasado en los últimos 20 años.

P. ¿A qué atribuye que su propuesta no haya tenido mayor acogida en la consulta, donde Leopoldo Múnera consiguió más apoyos?

R. Los otros dos candidatos que me antecedieron en la consulta llevaban mucho tiempo haciendo campaña, y yo estuve de vicerrector hasta un mes antes, cuando empezó la campaña. Entonces, un elemento es que no tuve mucho tiempo de mostrar a los estudiantes mis ideas. No lo hice por respeto al cargo. Además, es natural que las personas no quieran una continuidad. Al ser vicerrector de Bogotá, me veían como la continuación de la profesora Dolly. Independiente de si eso es bueno o malo, es natural que las personas quieran cambios en las organizaciones.

P. Ante esta movilización en contra de su nombramiento por el Consejo Superior Universitario, ¿ha llegado a considerar dar un paso al costado?

R. En otras circunstancias, podría ser. Pero hoy, en este proceso, no puedo dar un paso al costado, porque está en juego la autonomía universitaria. Sería la primera vez en la historia de la Universidad que por amenazas, o por presión de un Gobierno, un rector renunciara antes de posesionarse. Aquí hay un problema de principios; y la autonomía universitaria es algo sagrado para todas las universidades públicas del mundo. El Consejo Superior me designa a mí como rector. Dar un paso al costado sería entregar la autonomía de la universidad.

P. ¿Es posible sacar adelante una rectoría con el movimiento estudiantil en contra?

R. El movimiento estudiantil me conoce desde hace muchos años. Yo sé que no está peleando contra José Ismael Peña, está peleando contra un proceso que considera que no debería funcionar de esa manera. El año pasado hubo un paro, y yo fui quien negoció con el movimiento estudiantil. Para mí, el movimiento estudiantil es sagrado. No he visto nunca ninguna acusación contra la persona, sino contra el proceso. Estoy seguro de que voy a tener pronto un grado de gobernabilidad adecuado.

P. ¿Usted personalmente ha sufrido amenazas?

R. Sufrí amenazas, pero nunca directas. Recibí unos mensajes de Whatsapp, pero más que amenazas eran mensajes intimidatorios. No los sentí como amenazas directas a mi vida.

P. ¿Hay una división en la universidad entre la gente de Ciencias y la gente de Humanidades?

R. Algunas personas quisieran que así fuera, pero yo no lo veo así. La Universidad Nacional tiene la misma importancia para todas las áreas de conocimiento. Tenemos un área de Medicina y una facultad de Enfermería muy importantes, Ciencias Agrarias… las Ciencias Humanas han sido fundamentales en la historia de la Universidad para formar de manera integral a todo el mundo. Sin ellas seguramente seríamos una escuela técnica. Muchos profesores de Ciencias, por su afinidad con las humanidades, terminan siendo profesores de Humanidades. Le voy a dar solo un ejemplo, que en este momento me viene a la cabeza. El profesor Antanas Mockus pasa de ser profesor de la facultad de Ciencias a ser profesor de la facultad de Ciencias Humanas. Es uno de muchos ejemplos.

P. ¿Dónde se ubican el Gobierno de Gustavo Petro y el Ministerio de Educación en este momento crítico? ¿Se siente respaldado?

R. El Gobierno ofreció respaldo a quien ganara la consulta, lo que me parece válido. Eso generó parte de las tensiones, pero la Universidad es muy cercana a los Gobiernos, a todos los Gobiernos; es un consultor y un hacedor de política pública. Cuando fui decano de Ingeniería, estuve muy cerca de muchos ministerios; en la Vicerrectoría tuvimos una relación de trabajo muy cercana con todos los ministerios. Entonces, estoy seguro de que una vez pase este momento volveremos a tener relaciones muy fuertes. La Universidad Nacional, en su plan de desarrollo actual y el futuro, que planeo proponer, tiene mucha afinidad con ideas del Gobierno, como la lucha contra el cambio climático, el trabajo en las regiones, el aumento de la cobertura o el mejoramiento del bienestar para los estudiantes. Hay muchas cosas que nos acercan al Gobierno, en poco tiempo estaremos trabajando otra vez de manera armónica.

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