La Iglesia mexicana, pendiente de las explicaciones del obispo Rangel



La Iglesia mexicana vive pendiente de Salvador Rangel, obispo emérito de Chilpancingo-Chilapa, que hace semana y media estuvo desaparecido un par de días, en condiciones un tanto extrañas. Mediador de los grupos criminales de Guerrero, amenazado de muerte, como dijo el mismo hace un par de meses, Rangel se ha convertido además en el último motivo de disputa entre la Fiscalía de Morelos, donde desapareció el prelado, y el Gobierno del Estado, en manos de Morena. La primera apunta a un secuestro exprés en la desaparición del religioso, el segundo, a una juerga que se le fue de las manos.

Este domingo, el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano y obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, criticó lo que a su entender son ataques a la iglesia. “Miles de bots, personas interesadas en dañar la autoridad moral de la Iglesia, han visto la oportunidad, miles, miles. Es una fábrica de bots de ya saben quién”, dijo el obispo, en una posible referencia final al presidente, Andrés Manuel López Obrador. Adeptos y opositores han usado indistintamente esa expresión para referirse al mandatario estos años. “Están atacando a la Iglesia y dijeron, ‘vamos a aprovechar este momento y vamos a darle con todo”, añadió.

El mismo López Obrador ha salido al paso de las declaraciones del obispo este lunes, en su habitual conferencia de prensa matutina. “Nosotros somos muy respetuosos de todas las Iglesias y en especial de la Iglesia católica y no estamos acostumbrados a mentir. Siempre actuamos con apego a la verdad y de ninguna manera nos proponemos hacerle daño a nadie y esto incluye respeto a instituciones que tienen que ver con el ejercicio de la fe”, ha dicho el mandatario. “Aun cuando se trata de temporada electoral, no vamos a permitir que nos confronten. Amor y paz”, ha añadido.

López Obrador mediante o no, el obispo Castro hacía referencia también a la cantidad de espacio que ha ocupado en los medios estos días la pugna entre la Fiscalía y Gobierno del Estado. A finales de la semana pasada, el jefe de policía del Estado, el almirante en retiro José Ortiz Guarneros, rechazaba la teoría del caso de la Fiscalía, que apuntaba que el obispo, que salió de su casa de Jiutepec, cerca de Cuernavaca, el viernes 26 de enero, y estuvo desaparecido hasta el lunes 29, cuando lo encontraron en un hospital, había sido víctima de un secuestro exprés. Guarneros dijo que no había elementos para pensar así.

“No hay un solo elemento para determinar que [Rangel] haya sido privado de la libertad como tal”, denunció Guarneros. El almirante señaló además que había cámaras de seguridad que captaban al exobispo entrando a un motel, en compañía de otro hombre, que luego se retiró. El gobernador interino, Samuel Sotelo, se expresó en los mismos términos que Guarneros. “Los datos que se tienen objetivos es que hubo dos retiros [de dinero de las tarjetas de Rangel], uno el sábado en la mañana y otro en la tarde noche, pero hasta ahí. No hay testigos, ni cámaras que muestren que fuera privado de la libertad”, ha dicho.

El tema de los retiros bancarios alertaron a las personas cercanas a Rangel el fin de semana de la desaparición. Y motivó las declaraciones del fiscal del Estado, Uriel Carmona, en el sentido de que el prelado había sido víctima de secuestro. Sin dar detalles, Carmona aceptó que el obispo había dado positivo a cocaína en los estudios que le hicieron en el hospital, cuando fue ubicado, y a benzodiacepinas, un sedante. Para Carmona, este hallazgo probaba que Rangel había sido drogada para sacarle dinero de las tarjetas. Del lado contrario, el hallazgo de drogas en el organismo del obispo, y de pastillas tipo viagra en la habitación de motel donde llegaron las ambulancias, probaba justamente lo contrario, la fiesta que se le fue de las manos.

A una semana de que el caso saltara a la prensa, Rangel no ha dicho palabra. La Iglesia señala que el religioso ha tenido problemas de salud, producto de las drogas que le “inyectaron”. Su abogado, Luis Alberto Vázquez, ha dicho estos días que aún se encuentra medio adormilado. Vázquez ha dado algún detalle de lo sucedido durante de la desaparición, detalles en realidad proporcionados por Rangel. El viernes señalaba que el obispo solo recordaba haber entrado a un Oxxo, una tienda de conveniencia, antes de un apagón mental de varios días. Castro y la Iglesia aguardan las declaraciones de su compañero: “Si Rangel eventualmente tuviera algo que acusar, la Iglesia tiene su derecho canónico. La ley de la Iglesia es fuerte y quien viola esa ley merece una pena y no tapamos a nadie”.

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