Las universidades argentinas marchan en defensa de la educación pública



“La era del Estado presente ha terminado”, sentenció el lunes el presidente de Argentina, Javier Milei, para quien el rol estatal debe limitarse a la “defensa de la vida, la libertad y la propiedad”. Sus palabras, transmitidas por cadena nacional, tendrán una respuesta este martes en las calles. Universidades y sindicatos han convocado a manifestaciones a favor de la educación pública y gratuita, uno de los pilares del Estado argentino desde hace casi 150 años. Aspiran a que la marcha sea masiva, quizás la más grande hasta el momento contra las políticas impulsadas por Milei.

El Gobierno ha intentado desacreditar la protesta por todas las vías posibles. Milei acusó primero de adoctrinamiento a docentes y alumnos de la Universidad de Buenos Aires, la más prestigiosa del país, y arremetió también contra toda la educación pública al considerarla responsable del “lavado de cerebro” de los estudiantes. Después, afirmó que se trata de una marcha “incentivada por la política” mientras que su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, advertía sobre posibles actos de provocación y no descartaba aplicar el protocolo de represión a los cortes de calles.

Bajo el lema “en defensa de la universidad pública”, hay convocadas marchas en todas las grandes ciudades del país. La principal saldrá desde el Congreso argentino hasta la Plaza de Mayo, en el centro de Buenos Aires. Desde la Confederación General del Trabajo, la mayor central obrera de Argentina, hasta centros de estudiantes de universidades privadas han expresado su respaldo a la protesta.

Las universidades salen a la calle contra el brutal recorte presupuestario del Gobierno. Sus fondos son casi los mismos que en 2023, pero en un país con una inflación del 288% interanual, la reducción real es cercana al 70%. Algunas facultades han comenzado a dar clases a oscuras o en la vía pública y otras han advertido que no se encenderá la calefacción salvo con temperaturas muy bajas, pero es insuficiente: la mayoría carece de recursos para afrontar el segundo semestre y la amenaza de cierre se vuelve cada vez más real.

El Ejecutivo anunció la semana pasada que había llegado a un acuerdo con las universidades para aumentar su presupuesto para gastos administrativos entre marzo y abril, pero los rectores de muchas de ellas han afirmado que el problema está en el congelamiento de los salarios de los docentes, que representan la mayor parte del presupuesto.

“Es una marcha a la cual uno concurre de forma triste y angustiada, no vamos contentos”, dijo el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, horas antes de que arrancase. Gelpi defendió la pluralidad ideológica de una universidad gratuita a la que asisten más de 300.000 alumnos y que lidera los ránkings en Latinoamérica en varias disciplinas. “Lo del adoctrinamiento con todo respeto me suena un poco ridículo”, respondió Gelpi a Milei en Radio Rivadavia.

El rector de la UBA recordó que la movilización la encabezarán las universidades, pero no está en su mano la posibilidad de impedir “que parte de la sociedad política, o no política sea parte”. Sus palabras estaban dirigidas a quienes intentan vincular esta manifestación con el peronismo por la participación anticipada por algunos de sus referentes, como el excandidato presidencial Sergio Massa. Figuras de la Unión Cívica Radical han defendido también que la sociedad se manifieste a favor de la educación pública.

El recorte presupuestario a las universidades se enmarca en el drástico ajuste ejecutado por Milei para lograr un superávit fiscal. Los números han cuadrado —y las acciones bursátiles argentinas suben mientras el riesgo país baja— a costa de reducir jubilaciones, frenar la obra pública, despedir a empleados públicos y dejar el sistema de salud y educación públicas al borde del colapso.

El deterioro se extiende a todos los niveles educativos. El Gobierno eliminó el Fondo de incentivo docente con el que las provincias pagaban parte de los sueldos de los docentes de las escuelas públicas. En paralelo, puso en marcha un plan de ayudas económicas destinada a los padres que envían a sus hijos a colegios privados.

Repetir el trasvase de recursos en la educación superior es más complejo. En Argentina, la universidad pública es vista como una de las últimas oportunidades de movilidad social para la clase baja y media de Argentina, empobrecidas tras sucesivas crisis económicas y más de una década de estancamiento. Milei conserva una popularidad elevada, cercana al 50%, que se ha resentido poco del ajuste. El ataque a la universidad pública ha tocado, sin embargo, un nervio sensible. El número de personas que salgan a la calle será un termómetro para saber si Milei ha encontrado o no una resistencia hasta ahora inédita.

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