Los periodistas de Cúcuta enfrentan una oleada de violencia


Tras el asesinato de Jaime Vásquez, un veedor ciudadano reconocido en Cúcuta por usar sus redes sociales para denunciar actos de corrupción, varios periodistas de la capital de Norte de Santander han hecho públicas las amenazas que han recibido. La ciudad fronteriza con Venezuela, una de las ciudades con más asesinatos del mundo, tiene amenazado hasta a su alcalde. Con menos de un mes en el cargo, en enero Jorge Acevedo denunció haber recibido amenazas de muerte por parte de AK 47 y El Tren de Aragua, dos bandas criminales de origen venezolano que manejan parte de la economía ilegal de una urbe de más de 800.000 habitantes. Aunque el alcalde militarizó la ciudad, los cucuteños viven en un mar de incertidumbre por la inseguridad.

Periodistas amenazados

Jonathan Bock, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), dice por teléfono a EL PAÍS que esa organización tiene el registro de 17 agresiones a periodistas este año, de las que 15 se han producido en Cúcuta. Es un panorama alarmante, pues en todo 2023 registró 8 agresiones a periodistas en esa ciudad. Cúcuta supera de lejos a urbes más grandes como Cali (4 agresiones), Medellín (2) o Barranquilla (1). Solo la sobrepasa Bogotá, que registra 37 agresiones a la fecha, pero que tiene una población 10 veces mayor. Las cifras demuestran la gravedad de la situación.

Los casos también. El más visible es el de Estefanía Colmenares, quien en septiembre de 2023, cuando era directora de La Opinión, hizo públicas las amenazas que recibió en su celular. En ellas le ponían precio a su cabeza y la declaraban objetivo militar. Para esos días previos a las elecciones regionales de octubre, el principal periódico de Cúcuta había denunciado las irregularidades que rodeaban la hospitalización del exalcalde Ramiro Suárez Corzo, condenado por homicidio y quien seguía jugando un papel importante en la política cucuteña. A Suárez lo señalaban de participar en los comicios desde el piso 11 del Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem), donde estaba recluido. Allí, de acuerdo con la lista de visitantes que publicó W Radio, se reunía con el actual concejal Leonardo Jácome, entonces candidato a la Alcaldía .

Un ejemplo más reciente es el de Jhon Jácome, un periodista independiente y catedrático de la Universidad Francisco de Paula Santander. Manolesco, como es conocido, se reunió con Vásquez pocos días antes de su asesinato. Hablaron de cómo protegerse sin dejar de denunciar. El periodista fue víctima de un atentado en 2012, cuando dos sujetos lo abordaron en una moto, lo golpearon e intentaron dispararle. Asume que ese ataque se debía a sus denuncias sobre la banda criminal Los Rastrojos, heredera de los paramilitares. Como entonces, ahora dice que no piensa guardar silencio. Tiene un esquema de protección que consiste en un escolta y un chaleco antibalas, que espera que sea reforzado, porque sigue denunciando.

El periodista independiente da a este diario un ejemplo de esa actividad reciente. Pocos días antes de su encuentro con Vásquez, cuestionó que el alcalde usara un permiso del Concejo para ausentarse de la ciudad en un viaje oficial a Ámsterdam, para hacer turismo en España con su familia. Manolesco dice que algunos abogados están preparando acciones legales por las que Acevedo podría incluso ser destituido. El alcalde respondió en una rueda de prensa, en la que explicó que postergó dos veces el viaje, primero por una cirugía del apéndice y luego porque la ciudad estaba en alerta roja por contaminación, y que cuando finalmente tomó rumbo a Europa, ya no podía ir a las visitas formales, que tuvo una reunión informal, y que aprovechó la Semana Santa para “conocer temas de ciudad” en España.

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No es la primera denuncia sonada de Jácome, quien es conocido en Norte de Santander por sus investigaciones sobre la barbarie paramilitar en la región. En 2023, colaboró con el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en la construcción del informe Memorias de Sobrevivientes al Bloque Catatumbo. Tomo II, sobre el conflicto armado en el departamento y lo que produjo el Bloque Catatumbo de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Dos capítulos son de autoría de Jácome. En Frente Fronteras, expone cómo surgió la estructura que encabezaba alias El Iguano, cómo operó, quiénes la comandaron y cómo se relacionaron con las autoridades políticas de la época. Y en Relaciones políticas recuenta qué actores han sido señalados como antiguos aliados por diversos paramilitares. Allí también señala algunos beneficiarios políticos y económicos del control criminal que ejercían las AUC en el departamento.

Con esos antecedentes, Jácome ha recibido varias amenazas. Este año van dos, la más reciente el pasado martes 16 de abril: “Deje quieto lo que está quieto, no se busque más problemas que usted ya tiene bastantes enemigos”, decía un mensaje de texto. Jácome denunció la amenaza en las redes sociales y, formalmente, ante la Fiscalía. La anterior fue el 20 de febrero, cuando le llegó un mensaje de texto de otro celular: “Tartamudo sapo hijupueta no me nombres el tu boca.. boca e puta.. el que esta quieto se deja quieto care mierda.. te las das de lindo y sos mas feo que un vómito”, decía.

Otro caso es el de Jonathan Tatán Mojica, director del medio de comunicación digital NotiFrontera Cúcuta y quien ha denunciado que la cuenta de WhatsApp de Vásquez aparecía “en línea” horas después de su muerte. En febrero, Mojica y su colega Kevin Orozco entrevistaron a la saliente comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, Sandra Mora. En la charla sobre la situación de seguridad en la ciudad, mencionaron las últimas noticias alrededor de Ever Carreño Corredor, el señalado líder de una banda conocido como El Porras. Unos días después, Mojica recibió una llamada de Carreño quien, desde la cárcel, le dijo: “dejen las denuncias, dejen la guevonada con el coronel, dígale que ya le tengo la ruta marcada”. Mojica prefirió no dar declaraciones a este diario. Desde 2020, la FLIP ha registrado siete amenazas y un caso de hostigamiento en contra de él y de Kevin Orozco.

El periodista explicó a la emisora Blu Radio que, por las amenazas, en su medio de comunicación están pensando en cambiar su foco editorial, de las denuncias a asuntos menos críticos. “Es muy complicado trabajar en Cúcuta […] en donde llegan, matan y asesinan todo el tiempo y las autoridades todos los fines de semana salen a decir que es por ajustes de cuentas”, dijo. Mojica también cuenta con un esquema de seguridad producto de amenazas recibidas en años pasados.

El problema no se limita a la ciudad. Gonzalo Orduz dejó su cargo como periodista judicial del medio local TV Patios, del municipio de ese nombre, vecino a Cúcuta, tras recibir amenazas. Orduz le explicó a este diario que ha sido víctima de cuatro amenazas entre 2023 y 2024. La más fuerte fue el 22 de septiembre de 2023, cuando llegaba a su casa. Un hombre que iba en una moto lo abordó y le entregó un sobre con un panfleto firmado por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, el nombre que se da a sí mismo el grupo narcotraficante Clan del Golfo: “A partir de este momento declaramos objetivo militar a todas aquellas personas que andan de sapos o informantes […] creen que con estar informando y estar de sapos los van a sacar de la pobreza miserable que su mismo gobierno los tiene sometidos […] Tiene 72 horas para salir de la ciudad o no responderemos por su salud física”, decía. Antes, en enero de 2023, publicó en sus redes sociales la captura de una pareja por un hurto. La mujer quedó libre y lo llamó: “tiene 5 minutos para que tumbe mi publicación y mi rostro de sus redes. Si no, aténgase”.

“He tenido varias amenazas de El Tren de Aragua, me han intimidado para evitar que hable”, dice a EL PAIS Jonathan Maldonado, un periodista venezolano que trabaja en el Diario La Nación de la colombiana Villa del Rosario. De acuerdo con el periodista, en la zona fronteriza de La Para hay una presencia significativa de bandas como AK 47 y El Tren de Aragua. “Para nadie es un secreto que ellos tienen el territorio tomado”, resume. Narra que en marzo de 2023 estaba en La Parada, el primer barrio entre el puente y Villa del Rosario, haciendo reportería. En un momento se sentaron a su lado dos hombres, se identificaron como integrantes de El Tren de Aragua y le pidieron su celular. Cuando se negó a hacerlo, le tomaron fotografías. La intimidación era clara.

Plantón por la violencia en Cúcuta, el 30 de junio de 2023.
Plantón por la violencia en Cúcuta, el 30 de junio de 2023.Ferley Ospina

Cúcuta, entre las ciudades más inseguras del mundo

Las amenazas a periodistas son apenas una faceta de la difícil situación de seguridad en Cúcuta y Norte de Santander. El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal AC (CCSPJP), publica anualmente el listado de las 50 ciudades de más de 300.000 habitantes con más homicidios del mundo. En la lista de 2023, publicada en febrero de 2024, Cúcuta ocupa en el puesto 43. La situación no ha mejorado. La oficina de comunicaciones de la Policía Metropolitana confirmó a EL PAIS que hasta el 17 de abril de este año habrían registrado 100 homicidios en Cúcuta, cuando en 2023 fueron 107 hasta el 30 de abril.

Además de la cercanía con la frontera y los problemas usuales de las grandes urbes, Cúcuta está a pocas horas del Catatumbo, una región del nororiente de Norte de Santander que tiene la mayor concentración de cultivos de hoja de coca en el mundo. Allí hacen la presencia diversos grupos armados como la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupos disidentes de las extintas FARC, un remanente del desmovilizado Ejército Popular de Liberación, también conocido como Los Pelusos, y bandas como el Tren de Aragua. Sus disputas por el control territorial y el usufructo de la economía ilegal es un alimento para la violencia que atenaza a la ciudad.

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