El presidente Gustavo Petro ha cerrado filas esta semana frente a su mano derecha en presidencia, Laura Sarabia, y eso le ha implicado escalar su pelea con la prensa: ya no solo señalando a periodistas que la investigan, sino a la misma organización que busca proteger a todos los periodistas del país, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP). “Su intento por deslegitimar a esta Fundación sienta un precedente perjudicial y alimenta el temor de la censura”, dice este sábado la asamblea y junta directiva de la FLIP en una carta abierta al presidente.
La tensión arrancó hace una semana, cuando se enviaron varias preguntas desde la prensa a Sarabia sobre su hermano, de quien algunas personas sospechan está ofreciendo cargos públicos a cargo de comisiones. Esas preguntas venían especialmente de la periodista María Jimena Duzán, columnista de la revista Cambio y directora del podcast A Fondo, y de Vicky Dávila, directora de la revista Semana. Petro, dejando claro en un mensaje de X que ha sentido simpatías por la primera periodista pero menos por la segunda, termina diciendo que las dos están mintiendo e imponiendo lo que él llama el “periodismo Mossad” -una referencia a la agencia de inteligencia y espionaje de Israel-. Ahí entró la FLIP.
“En su intervención, el presidente cuestionó la capacidad de investigación de la prensa y se preguntó cuáles son las fuentes que consulta, utilizando el calificativo de ‘prensa Mossad’. Reiteramos su preocupación por la estrategia que ha mantenido el presidente Gustavo Petro en torno a desacreditar y estigmatizar la labor de los periodistas y medios de comunicación”, escribió la organización. La FLIP ya ha hecho varios llamados de atención al presidente, aunque casi siempre a nombre de la junta directiva y no de la asamblea (el editor en jefe de este periódico en Bogotá es uno de sus miembros).
“¿Y cuándo la FLIP de Pacho Santos defenderá la ciudadanía contra la calumnia vestida de información?”, respondió Petro, insistiendo que los cuestionamientos a Sarabia son desinformación. Pero la FLIP no es de ningún Santos. Francisco o “Pacho” Santos, vicepresidente del Gobierno de derechas de Álvaro Uribe (2002-2010), es heredero de una extensa familia de periodistas que fue propietaria de la casa editorial El Tiempo, el periódico más grande de Colombia durante décadas. La FLIP, en carta pública, le pidió mesura al presidente con sus afirmaciones, y le aclaró los hechos a la ciudadanía.
La organización, que se financia únicamente con dinero de la cooperación internacional y se declara no partidista, fue creada en 1996 y entre sus muchos cofundadores sí estuvo Francisco Santos, pero no tiene ningún poder en la organización, dice la carta. “Francisco Santos no participa desde hace más de 20 años en nuestras asambleas y no tiene ninguna injerencia en las decisiones que toma la organización”, añade.
La carta pública revela además que la Fundación ya ha buscado varias reuniones con el presidente: una que Petro canceló, otra a la que no asistió, y otra que sigue sin respuesta. “Estos encuentros han tenido como propósito hablar de los desafíos de la libertad de prensa en el país, así como de sus responsabilidades como presidente frente a la protección de periodistas”, dice la carta. Cinco periodistas han sido asesinados en los últimos 19 meses, cuenta la FLIP, y “lastimosamente estos hechos no han contado con una respuesta enérgica de su parte, como se esperaría de cualquier jefe de Estado”, añade.
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El presidente no ha respondido a la carta, pero sí respondió en redes a un editorial del periódico El Espectador titulado ‘Estigmatizar a la prensa afecta la democracia’. “¡No señor!, compartir la mentira acaba la democracia”, respondió Petro, quien insiste en que él no ataca a los periodistas sino a la desinformación. Los que informan no están muy de acuerdo.
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