¿por qué Vargas Lleras aceptó el desafío del presidente Petro? Análisis


En contravía de la inmensa mayoría de líderes políticos que salieron a expresar su rechazo a la propuesta del presidente Gustavo Petro de abrir la puerta a una constituyente, el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras aplaudió la iniciativa.

Es más, la calificó de una propuesta “formidable” e incluso fue más allá y dijo que él mismo estaría dispuesto a ser candidato, así eso implique su inhabilitación para las presidenciales de 2026.

“Dios quiera que Petro no se vaya a ‘patrasear’, me parece formidable convocar a una Asamblea Constituyente. Ya que el presidente abre esta magnífica propuesta no hago parte de quienes se rasgan las vestiduras, puede anticipar una salida política”, dijo en la mañana de este martes en Blu Radio.

Vargas Lleras tiene una lectura distinta a quienes consideran que una constituyente podría poner en riesgo la estabilidad política del país porque se pavimentará una vía para la reelección. “Si abrimos las puertas de una constituyente, ¿por qué no también poner en juego la permeancia del presidente Petro en el poder?”, se preguntó el líder de Cambio Radical.

Germán Varas Lleras, jefe de Cambio Radical.

Foto:Prensa Cambio Radical

Para Vargas Lleras lo que hay que hacer es confrontar al Presidente quien, según dice él, a diario amenaza a los colombianos, con un “gota a gota” de presiones.

“Sigamos viendo como se sigue desmoronando el país en el gota a gota diario. Que no haya constituyente no quiere decir que el Gobierno no esté pensando en acudir a cualquier mecanismo para promover la reelección en Colombia”, advierte Vargas.

“Lo de Vargas Lleras es hábil”, dice el analista político Gabriel Cifuentes. “Invita al cuadrilátero a Petro mostrándose como su único rival, confronta la inconveniente idea de la asamblea constituyente y se anticipa a la campaña del 2026. Anuncia que sería candidato a la asamblea. Queda expuesta su aspiración presidencial”, agrega.

“Alguien tenía que recoger el guante”, dice, por su parte, Yann Basset, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario. “Ahora bien, si lo que quieren tanto Petro como Vargas Lleras es que el pueblo se pronuncie, la Constitución de 1991 tiene mecanismos para eso: el plebiscito y el referendo. La Constituyente no es el camino para lo que pretenden”.

“Doctor Vargas Lleras: entiendo el gesto político de cogerle la caña a Petro, pero esto no es un juego, no pasa de ser una fanfarronada”, dice, por su parte, el senador independiente Humberto de la Calle. “¿Por qué no jugamos de acuerdo a las reglas? Si el Presidente Petro presenta el proyecto de ley para convocar una Constituyente, lo discutiremos con serenidad. La apelación al tropel tiene significado de agitación política pero no suplanta las competencias constitucionales”, agrega uno de los colombianos considerado padre de la Constitución.

“Qué irresponsabilidad la de Vargas Lleras comprarle la cortina de humo de una constituyente a Petro”, señala, entre tanto el analista político e historiador Juan Carlos Flórez. “Con la inseguridad desbordada y la fragilidad de la economía, quedaríamos en la inmunda: el gobierno en campaña dilapidando el presupuesto y los políticos sacando su gran tajada”, añade.

A diferencia de la constituyente que dio a luz la Constitución de 1991, esta propuesta de Petro, subraya De la Calle, parte de la confrontación y no del consenso y la búsqueda de unión de país.

Antonio Navarro Wolff, el único de los tres presidentes de la Carta firmada en 1991, le dijo a EL TIEMPO que la sintonía entre todos los colombianos para hallar una salida a la estremecedora situación que se vivía entonces por la violencia, entre otros, del Cartel de Medellín, fue la semilla que permitió cambiar un texto que reemplazó al viejo de 1886.

Estudiantes de la séptima papeleta.

Foto:Archivo

“Teníamos una Constitución antigua, que era de 1886 y que estaba cumpliendo en este momento 104 años. Que además había sido el resultado de una guerra civil entre el Partido Liberal y el Conservador, que hizo su Constitución. No de consenso sino una Constitución de quienes ganaron la guerra civil de antes de 1886”, recordó Navarro.

¿Cómo encontrar puntos comunes en ese escenario?, le interrogó este diario. “Coincidió con un acuerdo de paz que desarmó al M-19, al cual yo pertenecía. En 1989 se negoció en contra de la opinión de muchísima gente, salió adelante y se firmó una paz el 9 de marzo de 1990. Ahí se empezó un proceso de consensos nacionales, que son los que le abren paso a la posibilidad de la Constitución de 1991”.

“Un consenso ciudadano, un consenso político; después, un consenso institucional y un consenso del funcionamiento de la asamblea”, añadió.

Navarro añadió. “Con la muerte de Luis Carlos Galán comenzaron una serie de movimientos estudiantiles que de manera totalmente pacífica impulsaron la idea de que Colombia necesitaba una asamblea constituyente para hacer una Constitución nueva. Lograron el respaldo de sectores académicos, los medios de comunicación, de la opinión pública, hasta que se logró”.

La situación, ahora, se obvio muy distinta. El presidente Petro considera que no lo han dejado poner en marcha sus reformas. Mientras que Vargas Lleras cree que esa propuesta forma parte de un chantaje del mandatario a la sociedad. Por eso, ha decidido subirse al ring. Pero, hasta ahora es obvio que la mejor manera de hacer una nueva Carta Magna no en un cuadrilátero.

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