Sofía Castro no piensa ceder a las presiones y se sacude los escándalos familiares que caen en sus hombros


Sofía Castro lucha por hacerse respetar en su carrera frente a los cuestionamientos por los escándalos de su familia. (Photo by Greg Doherty/Getty Images)

Nacer en un seno familiar artístico implica cargar de nacimiento una losa. Comparaciones, polémicas y cuestionamientos son inevitables para quien lleva sangre y apellidos de famosos. Clara muestra de ello es lo que ocurre con Sofía Castro, actriz que lidia con las consecuencias de la fama en sus dos familias, paterna y materna.

Abordada por la prensa en el aeropuerto capitalino, Sofía fue requerida por temas relacionados a su primo, el cantante Cristian Castro, y a su mamá, la actriz Angélica Rivera. En respuesta, ella fue contundente al decir que no hablará de nadie sobre situaciones que no le incumben.

“No me gusta hablar de mi familia, ni de mis amigos, ni de nada. No voy a opinar absolutamente nada. No voy a opinar porque a mí no me corresponde, porque no me gusta que los demás hablen de mi vida y de mis cosas, no voy a andar hablando de la vida personal de mi familia”, declaró.

Hubo insistencia por parte de los reporteros para que expresara algo respecto a la última relación amorosa de Cristian Castro. Molesta por el acoso, reiteró de forma tajante que “no voy a hablar nada del tema, ni de mi mamá, ni de mi papá, ni de Cristian, ni de Verónica, ni de nadie. A mí no me corresponde”.

Su actitud es clara y congruente para conducirse como una celebridad que quiere marcar su distancia de los escándalos que rodean a su familia. No es la primera ocasión en que lo indica. En la entrevista con Yordi Rosado, en julio de 2023, al enfatizar que “yo te puedo hablar por mí, siempre voy a hablar por mí, por Sofía”, esto para especificar que no se pronunciará sobre terceros.

Las presiones hacia su persona iniciaron desde 2010, año en que debutó como actriz en la telenovela Teresa. Entonces ya era observada con atención por tratarse de la hija de ‘La Gaviota’ y del productor José Alberto Castro, hermano de Verónica Castro. Después apareció en Esperanza del corazón (2011), Cachito de cielo (2012) y Por siempre mi amor (2013).

Fue en 2012 cuando su vida cambió por completo cuando la nueva pareja de su mamá, Enrique Peña Nieto, asumió la presidencia de México. Los reflectores no solamente estaban en el nuevo gobernante sino también en su esposa, una mujer que pasó de ser protagonista de telenovelas a primera dama del país.

En materia de espectáculos, se crearon un sinfín de leyendas urbanas sobre Angélica Rivera durante el sexenio de Peña Nieto. Se contaron historias como que Televisa negoció el matrimonio, que José Alberto Castro recibió mejor trato de Televisa como consecuencia de un pacto para no perjudicar su imagen, que ‘La Gaviota’ era golpeada por el mandatario. Ninguna fue comprobada, pero se prestó demasiada atención a Rivera.

Al mismo tiempo se generó suspicacia con Sofía porque podría verse beneficiada para impulsar su carrera debido a que su padre era productor y su entonces padrastro, el presidente de la nación. La actriz colaboró con su padre solamente en dos proyectos a lo largo de esos seis años, las telenovelas La malquerida (2014) y Vino el amor (2016).

Su aparición en televisión fue motivo de críticas y burlas que subieron de tono. Los comentarios emitidos hacia su persona eran ofensas, agresiones. Descalificaron su complexión física incurriendo en body shaming por considerarla una mujer “pasada de peso” y que “no cumplía” los estándares de belleza, lo que derivó en un fuerte conflicto de autoestima.

“Todo mundo piensa que me dan oportunidades por quiénes son mis papás cuando es todo lo contrario. (Además) durante ese tiempo se metieron con mi físico, y eso fue algo que me afectó muchísimo. (…) Me decían cosas muy feas y me las creí. Ese fue el problema, me las creí. Hasta la fecha batallo con mi físico, con inseguridades”, describió a Yordi Rosado.

Para establecer una línea que hiciera notorio que su carrera tenía que observarse lejos de una percepción nepotista y con amplitud fuera de cámaras, Sofía asumió el reto de incursionar en teatro con la obra El cartero, en 2013, junto a los primeros actores Ignacio López Tarso y Helena Rojo. Interpretó a Beatriz, la chica conquistada con los poemas del protagonista.

Haberlo hecho contribuyó a desmarcarse del estigma familiar y político que se depositó sobre su persona dentro del ámbito artístico en aquel momento. Sin embargo, dada la condición de su vínculo con la figura presidencial, la polémica no huiría de su lado a pesar de establecerse como figura actoral juvenil. Con la culminación del sexenio, en 2018, y con la separación de Peña Nieto y Rivera en 2019, Sofía se convirtió en la más buscada para obtener información de su madre y la vida presidencial.

“Para mí fue muy difícil por mi carrera. Yo era una figura pública y de repente a mí me agarran de vocera. (…) Una situación que me pasó en Las Vegas fue muy fea, muy desafortunada, con ‘el Gordo’ de Molina. Me correteó por todos los Grammys para preguntarme qué pensaba de mil cosas. Hasta la fecha no puedo ver esa entrevista, tenía 17 años. Y ‘el Gordo’ no tuvo la compasión para decir “es una niña, ella qué”. Yo no tenía informes, no tenía números”, narró a Yordi Rosado.

Por ese tipo de situaciones ha establecido que no hablará de nadie de sus núcleos cercanos y afectivos. A su pasado como miembro de la familia presidencial, se han sumado las controversias sobre los romances y las acciones de Cristian Castro (pintarse el cabello, atuendos estrafalarios, hablar como argentino), o las supuestas fracturas entre José Alberto y Verónica Castro.

Por ambos frentes, las líneas materna y paterna, ha sufrido el acoso periodístico para que opine o revele datos de otros. En este sentido, Sofía quiere que se le pregunte acerca de su carrera, de su trabajo, o en todo caso de su vida privada, pero no acerca de quienes ama. Así lo ejemplificó cuando quiso compartir públicamente que vivió una relación amorosa tóxica y abusiva.

Aboga por su individualidad y su esencia, rasgos que todavía siguen sin respetarse al abordarla, pues actualmente sigue siendo cuestionada por escándalos que ella quiere esquivar por su propio bien.

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