El cadáver de una adolescente de 17 años desaparecida en un corrimiento de tierras en el municipio de Santa Maria, en el sur de Brasil, fue rescatado este jueves por agentes de la policía. Es una de las 13 víctimas mortales que, según las autoridades estatales, ha causado el temporal de fuertes lluvias que sufre desde el inicio de la semana en Río Grande do Sul, estado fronterizo con Uruguay y Argentina. Entre la veintena de desaparecidos, la madre de la adolescente, según informa el medio digital G1. Su padre y su hermano pudieron ser rescatados después de que su vivienda fuera alcanzada por una piedra en un desprendimiento de tierras. El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ha visitado la región afectada.
Unas 10.000 personas han tenido que abandonaros sus hogares porque las precipitaciones intensas y las crecidas persisten. Las autoridades estatales han ordenado a los vecinos de 10 municipios que viven a las orillas de los ríos que dejen sus viviendas y se refugien en locales públicos o en zonas altas. Entre los municipios afectados, algunos muy populares para en turismo interno como Bento Gonçalves, en el valle de los Viñedos, o Gramado. Las fuertes precipitaciones han causado una rotura parcial de una represa en el río Antas y otra corre el riesgo de ceder.
Los fenómenos climáticos extremos se han cebado en el último año en Río Grande do Norte, donde el pasado septiembre un ciclón mató a unas 30 personas.
El presidente Lula se ha reunido en Santa Maria, epicentro de la tragedia, con el gobernador de Río Grande do Sul, Eduardo Leite, pero no ha podido sobrevolar la zona a causa del mal tiempo. “El Gobierno federal estará al 100% con el pueblo de Rio Grande do Sul para atenderlo con recursos y que podamos reparar los daños”, ha dicho el mandatario, que ha insistido en que “no faltará ayuda”, informa Efe.
Para el gobernador Leite, este es “el peor desastre de la historia” en el estado que gobierna. Las Fuerzas Armadas han desplegado un operativo con ocho aeronaves y 600 militares, que puede ser ampliado si el temporal no remite. Las autoridades están muy atentas al río Guaíba, que ha subido tres metros y ha empezado a desbordarse a su paso por la capital estatal, Porto Alegre.
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