El calvario de denunciar un abuso sexual en el fútbol argentino: “Me descuidaron y cuidaron al abusador”



El fútbol argentino se mueve entre luces y penumbras, incluso en un mismo día. La selección masculina, reconvertida en un ministerio de felicidad nacional tras haber ganado el Mundial de Qatar 2022, enfrentará este viernes por la noche a El Salvador en un partido amistoso que, aunque sin presencia del lesionado Lionel Messi, convocará el interés de los hinchas y la agenda de los medios. Pero pocas horas antes, en la mañana del mismo viernes, la Justicia comenzará a intervenir en Buenos Aires sobre un asunto mucho más espinoso que también atraviesa el ambiente: se realizará el juicio oral por la denuncia de abuso sexual simple que Florencia Marco, jefa de prensa del equipo femenino de Boca Juniors, presentó ante Jorge Daniel Martínez, el técnico de la Primera División del club –también de mujeres- entre enero de 2022 y abril de 2023.

La audiencia se desarrollará en un contexto de multiplicación de denuncias contra futbolistas y otros actores masculinos del fútbol argentino: este lunes, cuatro jugadores de Vélez Sarsfield quedaron detenidos en Tucumán, 1.200 kilómetros al norte de Buenos Aires, tras haber sido denunciados por una periodista local de abuso sexual con acceso carnal. A la espera del juicio, el club porteño ya les rescindió el contrato. Al día siguiente, el martes, dos jugadores de otro equipo de Primera División, Godoy Cruz de Mendoza –aunque en este caso del plantel de la Reserva, la categoría previa al profesionalismo-, también fueron arrestados por abusar de una joven.

El caso Marco-Martínez en Boca, hasta ahora poco visibilizado, podría tener un impacto inmediato: alrededor de la periodista esperan que las declaraciones testimoniales y los alegatos comiencen y terminen este mismo viernes y que incluso el juez Sergio Padusack emita su sentencia al final del día. El delito de abuso sexual simple prevé penas de cuatro meses a seis años de prisión. Antes de reconvertirse en técnico, Martínez tuvo una extensa trayectoria como futbolista: entre 1993 y 2010 fue defensor del propio Boca, River e Independiente, entre otros equipos, y en 1997 llegó a jugar tres partidos para la selección argentina.

Marco acudió a la Justicia en marzo de 2023 tras la indiferencia con la que Boca trató a su acusación, efectuada en primera instancia ante el departamento de Inclusión y Género del club, presidido por Adriana Bravo, también vicepresidenta 3ª de la institución. La denunciante les había advertido en febrero a las autoridades de Boca que durante 2022 había sido acosada, abusada y manoseada por Martínez, pero el club le pidió que se tomara una licencia y dejó que el técnico siguiera en sus funciones al frente del equipo femenino. Cuando pasó más de un mes y la situación no cambiaba, la periodista presentó su denuncia en los Tribunales. Recién entonces, Boca licenció a Martínez.

“Me descuidaron y me desprotegieron, y protegieron y cuidaron al abusador. Bravo estaba en el día a día y veía lo que estaba pasando, esa es la parte que más me duele. La persona que tenía que cuidar a las víctimas las exponía y las ponía en peligro, y encima había menores de edad. Yo tengo el teléfono de siempre y, una vez que presenté la denuncia, nunca me llamaron. Y cuando la denuncia no estaba presentada de manera formal, tampoco atendían mis llamados”, se lamenta Marco.

En contradicción con esa insensibilidad institucional, Boca es el mayor campeón del fútbol femenino de Argentina, con 28 títulos en su historia –los últimos cuatro de manera consecutiva- contra 11 de su perseguidor más cercano, River. Las Gladiadoras, como se apoda al femenil xeneize, también son el único plantel del país integrado únicamente por jugadoras profesionales, mientras que en el resto de los equipos alternan futbolistas amateurs. Aún en medio de un crecimiento general, muchos partidos de Primera todavía se juegan en estadios sin tribunas. Paradójicamente, la denuncia de Marco a la Justicia llegó a los medios sólo un día después de un Boca-River en la Bombonera ante 12.500 espectadores, el 2 de abril de 2023.

Marco se preparó para este viernes entre un largo peregrinaje por Tribunales, la repentina lejanía con el fútbol, numerosas sesiones con su psicóloga y un mayor contacto con la naturaleza. “Por momentos siento alegría, porque es el momento que esperaba, el de darle un fin a este calvario, pero, por otro lado, me da angustia saber que me voy a encontrar en un mismo espacio físico con el abusador. Este juicio es contra Martínez, pero los abusos sexuales fueron dentro de la institución”, asegura Marco, que dice haber soportado el acoso del técnico de Boca femenino durante un año.

“Hice el click cuando pude tomar conciencia de lo que había vivido durante 2022, que fue el año del abuso. En enero de 2023 me tomé vacaciones y empecé a acomodar lo que me había pasado para poder expresarlo. Fue un campeonato tras otro, una Copa Libertadores en Ecuador en la que estuve 20 días conviviendo con él (Martínez) en el mismo piso del hotel, que fue un infierno total. Yo no podía llegar a trabajar al club llorando e irme llorando. No podía estar caminando por el pasillo teniendo miedo de que me pasara cualquier cosa. Era necesario hacer un corte y la única manera que encontré fue haciéndolo público porque, haciéndolo de manera privada, no se escuchaba”, agrega Marco, que trabajó en Boca durante 12 años –en verdad sigue en relación de dependencia con el club aunque en licencia sin goce de sueldo, lo que agrega una dificultad económica a su experiencia de angustia-.

Marco además afirma que los abusos de Martínez eran habituales dentro del club y en cada traslado del equipo, y no sólo sobre ella: “Después de hacer la denuncia sentí tranquilidad, volví a ver un poco de luz en medio de tanta oscuridad. Antes me sentía muy sola, a pesar de que sabía que no era la única víctima de este abusador. Salvo los dirigentes, todo el mundo Boca se comunicó conmigo y eso fue una gran muestra de amor. También personas que no conocía se comunicaron por redes sociales para agradecerme que había hablado y que ponía este tema en agenda. Muchas personas están atravesadas por el abuso pero no muchas lo pueden poner en palabras. Llevar la denuncia a la Justicia era la única manera que se podía parar este calvario que se estaba viviendo en el equipo”.

Además de los casos conocidos en los últimos días, el fútbol argentino tiene un cada vez más profuso historial de jugadores condenados o denunciados por abuso sexual. Justamente un delantero de Boca, el colombiano Sebastián Villa –actualmente en Bulgaria-, fue condenado el año pasado a dos años y un mes de prisión –en suspenso- por violencia de género contra Daniela Cortes, su expareja.

Además, dos habituales futbolistas de la selección, Thiago Almada y Gonzalo Montiel, afrontan denuncias en la Justicia por violencia sexual en diferentes hechos. Almada, antiguo delantero de Vélez y actualmente en Atlanta United de Estados Unidos, es investigado por un supuesto abuso doblemente agravado ocurrido en 2020, mientras que Montiel, hoy defensor del Nottingham Forest de Inglaterra y antiguo jugador de River, fue imputado el año pasado por el supuesto delito de abuso sexual con acceso carnal, agravado por la participación de dos personas. Ambas causas siguen abiertas.

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