Rusia compra Starlink para la guerra de drones en Ucrania


Se ha revelado recientemente que las fuerzas armadas rusas están adquiriendo sistemas de internet satelital Starlink, una subsidiaria de SpaceX del magnate Elon Musk, a través de intermediarios en naciones árabes para su uso en operaciones militares. Esto marca un avance significativo en comparación con las etapas iniciales de la guerra, donde se reportó el uso de comunicaciones telefónicas inseguras por parte del ejército ruso para la transmisión de información crítica.

La incorporación de estos dispositivos Starlink resalta una tendencia predominante en la guerra moderna que reconoce el espacio cibernético y las comunicaciones satelitales como componentes cruciales del teatro de operaciones. La importancia de los terminales Starlink trasciende lo meramente anecdótico; su adquisición representa un salto cualitativo en las capacidades de comunicación, facilitando la coordinación de drones y la supervisión de movimientos bélicos.

La estrategia rusa de procurar estos terminales a través de estados árabes terceros evidencia las complejidades actuales para regular y asegurar el control sobre la distribución de tecnologías avanzadas en un escenario global donde las fronteras nacionales se difuminan.

Desafío en el ciberespacio: El mercado negro de tecnología por satélite

Rusia produce 100 drones Shahed-136 al mes
Shahed

La adquisición de terminales Starlink por parte de Rusia a través de intermediarios árabes, a un costo aproximado de 200.000 rublos (unos 2.200 dólares cada uno), pone de manifiesto la posible existencia de una red de adquisiciones altamente sofisticada operando en lo que podría considerarse un “mercado negro”. Este esquema busca potenciar la capacidad militar rusa con tecnología de vanguardia, lo que plantea serias preocupaciones sobre la proliferación de tales dispositivos en contextos bélicos.

Este panorama exige una revisión crítica y acciones concretas. A medida que la tecnología evoluciona, la distinción entre combatientes y no combatientes se vuelve cada vez más borrosa, urgente es entonces replantear las responsabilidades de las corporaciones tecnológicas cuyos desarrollos pueden ser instrumentalizados en la violación de derechos humanos durante guerras.

SpaceX ha manifestado su postura de no comercializar sus sistemas con el gobierno ruso ni con sus entidades militares, asegurando que tomarían medidas para desactivar cualquier terminal Starlink utilizado en el marco de la guerra, una vez detectado su mal uso. Sin embargo, la efectividad de dichas políticas enfrenta obstáculos significativos cuando los equipos ya han sido obtenidos mediante canales no oficiales, lo que complica su rastreo y control.

La integración de sistemas comerciales de comunicaciones satelitales en las operaciones militares presagia una era de guerras altamente interconectadas, con una dependencia creciente de tecnologías espaciales.

Impacto y poder de la tecnología de satélites en el teatro de operaciones

Israel aprueba el uso de Internet Starlink en Israel y parte de GazaIsrael aprueba el uso de Internet Starlink en Israel y parte de Gaza
Starlink

La interrupción de los servicios de Starlink en Ucrania durante un asalto crítico a un activo naval ruso destaca las complejidades estratégicas vinculadas a la posesión y uso de tecnologías avanzadas en el campo de batalla.

La decisión de desactivar temporalmente la red de satélites comerciales en momentos clave subraya el influjo de nuevas plataformas satelitales en los resultados de las operaciones militares, evidenciando el considerable poder que las corporaciones privadas pueden ejercer en el contexto de la guerra moderna.

La búsqueda de terminales Starlink por parte de las fuerzas rusas, facilitada por la mediación de países árabes, refleja la creciente relevancia de las soluciones tecnológicas en la conducción de guerras contemporáneas. Este acontecimiento ilustra el papel estratégico que las herramientas comerciales pueden jugar en el ámbito bélico, suscitando interrogantes fundamentales sobre el deber ético de las entidades tecnológicas frente a situaciones de confrontación armada.

Con el avance incesante de la tecnología, su influencia en la configuración de la dinámica bélica y la estabilidad global se intensificará, lo que requerirá una revisión profunda de las directrices y regulaciones vigentes respecto al empleo de estos avances tecnológicos en escenarios de guerra.

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